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La vuelta a la recesión marcó un año en el que el control del déficit fue la prioridad absoluta del Gobierno costase lo que costase: con ese objetivo puso en marcha toda una batería de recortes de gasto que ha afectado a todos los sectores de la sociedad, en especial a la educación y a la sanidad. La otra nota dominante del año económico fue la subida de impuestos y el establecimiento de una agenda reformista de los principales sectores de la economía.
Pero las reformas no dan su fruto: el Producto Interior Bruto (PIB) caerá cerca del 1,5% y la destrucción de empleo no ha cesado. La crisis se ha agudizado. Los duros y profundos recortes sociales y la subida del IRPF y del IVA han traído más recesión y empobrecimiento. Como muestra, tres botones: los salarios se han estancado (un año más), los empleados públicos se quedaron sin extra de Navidad y, en general, la riqueza de las familias bajo un 18,5% en los últimos doce meses.
Dada la deteriorada situación económica, a lo largo de 2012 planeó sobre el país la sombra amenazadora del rescate soberano. En contra de lo que muchos pensaban España se libró de los hombres de negro en este año tan difícil, pero todo apunta a que en 2013 —un año que se presenta igualmente complicado— sí habrá que pedir ayuda a Europa.
