Catedral
La catedral de Sevilla
Es la catedral católica más grande del mundo y está emplazada en lugar que ocupaba la Mezquita Mayor. De ella queda el alminar (La Giralda), la Puerta del Perdón y el Patio de las abluciones. Con la conquista de la ciudad pasó a ser templo cristiano recogiendo influencias mudéjares, góticas, renacentistas, barrocas y neoclásicas. En su interior cuenta con el retablo mayor obra de autores como los hermanos Jorge Fernández Alemán y Alejo Fernández o Roque Balduque, entre otros; la sala capitular o la Sacristía Mayor. Como atractivo adicional, este templo custodia los restos de Cristóbal Colón.
La Giralda
La Giralda
Es la torre campanario de la catedral, una de las más grandes obras del mundo árabe, arte gótico, renacimiento y barroco. Son muchos los que viajan hasta Sevilla para contemplarla. Tanto es así que antiguamente fue la torre más alta del mundo con 97,5 metros de altura. Su nombre procede de la Giralda original, una estatua que corona el campanario que hace las veces de veleta y que otorgó nombre a la torre. Como curiosidad, no cuenta con escaleras sino rampas lo suficientemente anchas como para que el sultán pudiera subir montado a caballo, Un tramo final de escalones permite alcanzar la zona de campanas. Desde lo alto tendremos unas vistas únicas de la ciudad, pero para observarla desde el suelo lo más recomendable es admirarla desde la plaza Virgen de los Reyes.
Real Alcázar
El Real Alcázar
Estamos ante uno de los palacios más antiguos del mundo que ha contemplado las distintas culturas que han pasado por la ciudad. “Alcázar”, del árabe, significa “fortaleza”, aunque en este caso estamos ante un palacio fortificado. Entre sus estancias merece la pena visitar el Patio de Banderas, los Jardines del Príncipe, los Jardines del Naranjal, el Pabellón de Carlos V o los Apartamentos Reales. Otra forma de disfrutar del Real Alcázar es mediante alguna de las visitas nocturnas que se organizan.
La Torre del Oro
La Torre de Oro
Situada en el margen izquierdo del Guadalquivir, esta torre albarrana de 36 metrosestá formada por tres cuerpos, dos de ellos dodecagonales y el superior cilíndrico. Originariamente cerraba el paso al Arenal aprovechando un amurallamiento que la unía con la Torre de la Plata, como mecanismo de defensa del Alcázar. Su brillo procede de una mezcla de mortero cal y paja prensada según se concluyó tras la restauración del edificio en 2005. Para obtener una vista diferente de la torre podemos realizar un crucero por el río.
Triana
Triana
Este barrio sevillano merece una atención especial durante la visita, viaja a Sevilla y embelésate con tanto arte. Estrechamente vinculado al flamenco y toreo, se ha convertido en una leyenda. El centro es la Plaza del Altozano, comunicada con Sevilla por el Puente de Isabel II. Algunas de las calles más bonitas son la Calle de Alfarería, por sus fachadas cubiertas de azulejos, y la Calle San Jacinto, que divide en dos el barrio. Por último, nada mejor que disfrutar del tapeo en la Calle Betis con el canal de Alfonso XII como telón de fondo.
¿Qué comemos?
En las orillas del Guadalquivir descansa uno de los rincones gastronómicos de Sevilla: El Faro. Las noches desde su terraza están dominadas por la iluminación del río, la Giralda y la Torre del Oro. Un lugar perfecto para degustar el ‘pescaíto frito’. Muy cerca de allí, os recomendamos una parada en la Primera del Puente, con sus cazuelas y croquetas de puchero. Casa Cuesta es otra sugerencia para no perderse por su solera (desde 1880) y vinos. Por otro lado, para amantes de la innovación el Gran Meliá Colón esconde un rincón dedicado a la innovación del estilo sevillano: El Burladero. En él se fusionan los la tradición y vanguardia para ofrecer nuevos sabores y resucitar otros que creías olvidados. Tartar de atún, Raviolis Dim Sum o Terrina de foie y cola de toro son sólo algunas de sus propuestas.
¿Qué hacemos?
Si hay algún momento señalado durante el año es la popular Feria de Sevilla. Aquí la música y el colorido son los grandes protagonistas. “El alumbrao”, la iluminación de la portada, es el pistoletazo de salida a cinco días de bullicio y fiesta. Uno de los grandes reclamos son las casetas, tanto particulares como de acceso libre, para degustar el rebujito. El ambiente flamenco está presente también en cada esquina, con coches de caballos y por supuesto, sevillanas. Además de durante la Feria, la ciudad se engalana en la Semana Santa, un momento de pasión, un fenómeno religioso y sociocultural en el que las cofradías y procesiones cobran protagonismo cada año.