Nuevo AVE MAdrid-Valencia

Público.es

El camino más sostenible

La línea de alta velocidad que conecta Madrid con Valencia permitirá mejorar notablemente el uso que se hace de la energía, así como las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas al transporte entre ambas ciudades. Para hacerse una idea de esta mejora, basta imaginar el caso de dos pasajeros: una ejecutiva de una importante empresa que viaja en tren, y un padre de familia que viaja en su vehículo particular o en avión.

Impacto Socio-Económico

Pues bien, mientras este último generará en cada trayecto tanto dióxido de carbono como el que pesa uno de sus hijos (entre 31 y 37 kilos, dependiendo de si utiliza el coche o el transporte aéreo), la usuaria del tren emitirá a la atmósfera lo que pesa su cartera de trabajo: apenas 4,5 kg.

Las cifras verdes del AVE Madrid-Valencia

Reducción de emisiones

80.000 toneladas de CO2 / año (equivalente a las generadas por una ciudad como Alicante)

Ahorro en derechos de emisiones

6 millones de euros (2011-2016)

Ahorro energético por viajero

480,70 MJ  (equivale a unos 14 litros de gasolina)

Reducción de importación de petróleo

340,000 barriles / año

Desplazamientos evitados

950.000 en automóvil / año;  6.430 vuelos / año

 

Esto es así porque el tren de alta velocidad es el medio más eficiente desde el punto de vista energético, y también el que menos dióxido de carbono emite por cada pasajero transportado, muy por delante del avión y del vehículo particular, y superando incluso al ferrocarril convencional.

Más velocidad, menos consumo...

Frente a la creencia popular de que el consumo final se dispara con el incremento de la velocidad, varios estudios han demostrado que las características de estos trenes y de las líneas por las que circulan hacen que el balance energético final, calculado en función de cada pasajero, sea favorable para el ferrocarril de alta velocidad.

La razón de esta aparente paradoja está fundamentalmente en que este nuevo medio de transporte ofrece una alta ocupación por vehículo, aunque también influyen parámetros como la longitud de las nuevas líneas (son más rectas y por tanto más cortas) o su electrificación (en corriente alterna, con menos pérdidas en el transporte de energía, y que permite recuperar la generada en cada frenado del tren).

También es relavante en ese balance el mejor diseño aerodinámico de los vehículos, sus servicios más directos (con menos paradas), así como el hecho de que un vehículo que viaja más rápido es un vehículo que consume menos por lo que respecta a sus servicios auxiliares (menos tiempo de climatización, menos tiempo de iluminación...).

...y menos emisiones de gases de efecto invernadero

Si se suma el efecto de esa mayor eficiencia energética al hecho de que los trenes de alta velocidad funcionan enteramente con energía eléctrica, que en España se genera en una proporción creciente a través de fuentes como la hidroeléctrica, la eólica o la solar fotovoltaica (en el 2009 un 28,04% del consumo energético de Renfe procedió de fuentes renovables), se entiende fácilmente por qué las nuevas líneas emiten menos gases de efecto invernadero.

Aún hay, sin embargo, un efecto más: muchos de los pasajeros que son atraídos por la alta velocidad abandonan a su vez medios de transporte que dependen por completo de hidrocarburos contaminantes -como el avión y el vehículo particular-, haciendo que todo el sistema de transportes, en su conjunto, sea cada vez más sostenible.

Destinos

© Diario Público.

DISPLAY CONNECTORS, SL