Archivo de Público
Sábado, 17 de Mayo de 2008

El ayuntamiento prepara un plan B ante un posible cierre

El mayor pueblo del Valle de Tobalina ha construido ya un polígono industrial

M.A ·17/05/2008 - 09:26h

“Los árboles empiezan a decaer y hay que utilizar más abono para los frutales. Ya se empieza a notar que esa cosa nuclear no es buena”, decía un trabajador de la central de Santa María de Garoña en marzo de 1979, en un diario nacional. Desde entonces, la percepción de los habitantes del Valle de Tobalina, una comarca prácticamente escondida en el norte de Burgos, ha cambiado mucho. En opinión del alcalde de esta mancomunidad de municipios, Rafael González Mediavilla –que se define “independiente bajo las siglas del PP”– la central es “una fábrica más” para los tobalinenses. En realidad, no es una más, es la mayor. El impacto económico de la central en la comarca alcanza los 30 millones de euros y hay poca gente a repartir. En los 37 pueblos del valle, apenas vive un millar de personas.

González Mediavilla tenía 14 años cuando Franco inauguró la instalación a bombo y platillo. “En la década de 1970, las zonas rurales estaban deprimidas, había expectación porque por fin se iba a hacer algo en el valle”, recuerda. En pleno éxodo rural, los habitantes del entorno de Santa María de Garoña vieron la construcción de la central como una manera de quedarse en su tierra. “La gente no tenía información sobre la energía nuclear; la central era, simplemente, una fuente de trabajo”, asegura el alcalde.

Si el Gobierno no renueva el permiso de explotación de Garoña, 300 personas se quedarán en la calle en julio de 2009. Pero el Ayuntamiento tiene un pequeño plan B. En abril, se inauguró un polígono industrial en Quintana Martín Galíndez, el pueblo más importante del valle, y ya se han vendido tres parcelas. El objetivo del equipo de gobierno es no depender de la central, por lo que pueda llegar. “Hay que diversificar la economía de la comarca, apostar por el turismo y los productos de la tierra, como los cereales, la mermelada de fruta y la morcilla de Burgos”, propone.

Respecto al futuro de la central, el Ayuntamiento lo tiene claro. Si no es segura, que se cierre. Si es segura, que se mantenga, porque “es la mayor fábrica de la zona y su clausura afectaría mucho”. González Mediavilla hace una petición al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero: “Nosotros queremos una central segura, pero no entenderíamos que Garoña se cerrara simplemente por criterios políticos”.

Además del cierre, los pueblos del valle tienen otras preocupaciones. La ambulancia que permanecía las 24 horas en el centro de salud del Valle de Tobalina ha cambiado de destino. Ahora, a pesar de la presencia de la central, los tobalinenses tienen que pedir ambulancias a otros pueblos, como Miranda de Ebro, a media hora de camino.