Alonso emprende el ensayo clínico más extenso de África
El investigador español probará su vacuna contra la malaria en 16.000 niños africanos

JOSÉ COLÓN - Pedro Alonso, fotografiado el pasado mes de abril en Barcelona.
Existen muy pocas ocasiones en las que un ensayo clínico –un tipo de experimentación dirigida a probar un nuevo medicamento antes de su autorización– adquiere dimensiones propias de una operación humanitaria.
Pero cuando la enfermedad supone una emergencia planetaria en sí misma, como ocurre con la malaria, cualquier esfuerzo es poco. La malaria infecta cada año a 500 millones de personas y mata a dos millones más, y el fármaco en cuestión es la única vacuna que ha demostrado ser efectiva contra esta dolencia.
El director del Centro de Investigación en Salud Internacional y del Hospital Clínico de Barcelona, Pedro Alonso, y su equipo se proponen iniciar este mismo año “el ensayo más grande y más complejo nunca hecho en África” para dar el espaldarazo definitivo a la esperanza más sólida que existe hoy en día para combatir la infección causada por el parásito Plasmodium falciparum.
Según explicó el propio investigador a Público, el objetivo del ensayo es probar la vacuna contra la malaria en un total de 16.000 niños atendidos en diez centros sanitarios de media docena de países africanos. Tras haber demostrado, en fases preliminares de la investigación, que la vacuna reduce el riesgo de infección en más de un 65% en niños de uno a cuatro años, Alonso y su equipo afrontan ahora esperanzados la llamada fase III –que analiza la seguridad y eficacia de un medicamento en una muestra amplia de pacientes, tratando de emular las condiciones de uso habituales–, que es el paso previo a la comercialización.
“Desde el punto de vista de la organización es una operación muy compleja”, explicó Alonso, que iniciará el ensayo en el último trimestre de este año. “El estudio reproduce lo que hemos hecho antes, pero en mayor escala, por lo que deberíamos obtener los mismos resultados. La gran diferencia es que al hacerlo a mayor escala puedes detectar efectos adversos más infrecuentes, pero también para eso se hacen estos estudios”, añade.
Una vez finalizada esta fase de la investigación en 2011, “si todo va bien y no ocurren cosas inesperadas”, el producto, denominado RTS,S/AS02D y en cuyo desarrollo han colaborado el laboratorio GlaxoSmithKline (GSK) y la Fundación Bill & Melinda Gates, podría registrarse en la Agencia Europea del Medicamento ese mismo año. “Pero siempre hay que ser prudentes, aunque tenemos la esperanza de que todo vaya bien”, señala Alonso.
Por otro lado, Alonso, que participó en Madrid en el Congreso de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, dijo que la vacuna no será la “bala mágica” contra la malaria, y que debe complementarse con la distribución de redes mosquiteras con insecticida o los fármacos profilácticos.