Archivo de Público
Martes, 13 de Mayo de 2008

Rajoy se enroca con su círculo de fieles

Recomienda a los dirigentes de su partido “que no digan nada” sobre la espantada de San Gil. Crecen las críticas en el PP por la dificultad para hablar con su presidente

MARÍA JESÚS GÜEMES ·13/05/2008 - 21:58h

Cada día que pasa, aumenta el número de dirigentes del PP que ven a Mariano Rajoy más encerrado en sí mismo.

Tienen la sensación de que el líder de los conservadores sólo se relaciona con un reducido grupo de personas, entre los que se encuentran José María Lassalle, artífice de varios de sus discursos durante la legislatura pasada; Jorge Moragas, su asesor en política internacional; Pedro Arriola, el sociólogo del partido y para muchos el “cerebro” de la nueva estrategia del PP; la mujer de éste, la diputada Celia Villalobos; José María Michavila, su fiel escudero, y Soraya Sáenz de Santamaría, la portavoz del Grupo Parlamentario Popular.

A ellos se suman su jefa de Comunicación, Carmen Martínez Castro, y el “fichaje” Esteban González Pons, que aún no sabe su destino en el futuro organigrama.

Para un buen número de miembros del partido, Rajoy está como apagado o fuera de cobertura, porque tratan de ponerse en contacto con él para darle su visión de la crisis interna del PP, pero no lo consiguen. No lo ven y muchos ni si quiera tienen su nuevo número de móvil, que cambió hace seis meses.

"Está disponible"

Desde la dirección aseguran que Rajoy habla permanentemente con todo el mundo y que “está disponible” para todo aquel que quiera comentarle algo. Lo que ocurre es que mucho de lo que se cuenta por ahí, “no se lo dicen a la cara”. Él está dispuesto a escuchar y no se ve encerrado en una burbuja. Sabe que las seis semanas que quedan hasta el congreso serán las más duras, pero está dispuesto a plantar batalla y aguantar. Además, sus próximos afirman que va tomando buena nota de todo cuanto ocurre.

Lo que parece evidente es que la comunicación con los suyos deja mucho que desear. Buena prueba de ello es lo que ha ocurrido con María San Gil. La líder de los conservadores vascos finalmente no estuvo ayer presente en la presentación de la ponencia política de su partido. Ya se sabe que, a veces, una imagen vale más que mil palabras.

En el PP nacional no podían dar ayer ningún tipo de explicación convincente sobre su plante. El dirigente canario José Manuel Soria y la senadora catalana, Alicia Sánchez Camacho insistían en que no lo consideraban como una “deslealtad” y repetían sin cesar que el texto había sido “consensuado” por todos los ponentes. Con cara de póker, trataban de escabullirse diciendo que se trataba de una “decisión personal” y que se le debía “preguntar a ella”.

 Sánchez Camacho explicó que ella había hablado con la líder del PP vasco la tarde del domingo, para cerrar punto por punto el texto que se iba a mandar a los compromisarios. Según contó, todo parecía estar correcto. Por la noche se enteró, como todos los demás, de que San Gil había decidido lanzar un comunicado retirándose de la ponencia por “discrepancias fundamentales”.

Pacto con nacionalistas

Ayer en el texto figuraban los planteamientos que la dirigente vasca viene defendiendo en los últimos años. Así, en la ponencia se acusa al PNV de “no colaborar” en el intento de derrotar a ETA y se añade que esa actitud “ha contagiado el resto de nacionalismos que hay en España”. Esta última frase fue muy comentada. Sobre todo teniendo en cuenta que Soria es vicepresidente gracias a su pacto con Coalición Canaria. El líder de los conservadores canarios no sabía cómo salir del atolladero y defendió a sus socios, remarcando que se diferencian claramente del resto porque ellos “se enmarcan en la Constitución” y los demás no.

En cualquier caso con esa redacción, que algunos en el PP creen propia del mismísimo Jaime Mayor Oreja, no había razón para que San Gil no quisiera suscribirla. Entonces, ¿qué había ocurrido? Los ponentes no atinaban a dar una respuesta.

Aunque desde la dirección del PP se insistió ayer en que esta ponencia marcará la acción política del partido durante los próximos tres años, San Gil, tal y como cuentan algunos dirigentes del partido, considera que se quedará guardada en un cajón y que la estrategia de Rajoy se encamina en otra dirección.

Por el momento San Gil se ha quitado de en medio, al irse de viaje hasta el próximo viernes, y Rajoy ha suspendido una visita a Vitoria en la que iban a coincidir. El líder del PP ha dicho que hablará con ella la semana que viene.

En los pasillos del Congreso, Rajoy aseguró que “está bien” y “contento” con el resultado final de la ponencia política. También aseguró que si ha defendido unos principios políticos durante cuatro años, ahora no los va a cambiar de buenas a primeras. Y, sobre San Gil, confesó que había recomendado a quienes le habían llamado que “no digan nada”.