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Domingo, 4 de Mayo de 2008

Uno de los marineros secuestrados en Somalia pide protección para que "nadie más pase por esto"

EFE ·04/05/2008 - 17:04h

EFE - El marinero del "Playa de Bakio" Jaime Candamil, emocionado durante la conferencia de prensa que ofreció en Pasaia (Guipúzcoa), en la que relató su cautiverio en aguas somalíes.

Jaime Candamil, uno de los tripulantes del pesquero vasco secuestrado por piratas en aguas cercanas a Somalia, ha pedido hoy "ayuda y protección" organizada a nivel internacional para los buques que faenan en aquella zona, con el fin de que "ningún marinero más" sufra esta "dura" experiencia.

"Ojalá sea el nuestro el último barco que cogen (los piratas)" y que "ningún compañero más pase por esto, porque es muy duro", ha dicho el caldereta o tercer oficial de máquinas del "Playa de Bakio", en una rueda de prensa que ha ofrecido en la Cofradía de Pescadores de Pasajes de San Pedro (Guipúzcoa), junto a su compañera, Fátima Iturria, y el presidente de la federación de cofradías guipuzcoanas, Jaime Tejedor.

En un relato muy humano, espontáneo y emotivo, numerosas veces interrumpido por las lágrimas y la emoción que le embargaban pero que trataba de contener ante los numerosos medios de comunicación que acudieron a la cita, Candamil ha contado su vivencia personal durante la semana que casi duró el secuestro.

"Debería haber algún tipo de vigilancia para los barcos que faenan allí, porque ya llevamos varios años con estos problemas", ha afirmado Caldamil, que en sus más de 20 años de marinero de altura ya ha pasado por otra situación de riesgo, en 2005, cuando un barco pirata siguió al suyo "durante casi una hora", aunque aquella vez "no nos cogieron".

Sin embargo, cree que "eso no lo puede hacer un país solo" y, aunque no sabe cómo debería organizarse una protección internacional, se ha aventurado a decir: "Como no se reúnan los países y pongan cada uno su fragata ...".

El veterano marinero, de 52 años, ha asegurado que el problema de la piratería en los caladeros del Índico "ha ido a más en los últimos años". "Antes no salían de las 40 millas, ahora llegan a adentrarse hasta las 260 -donde les capturaron a ellos- y dentro de poco llegarán a las 400 millas".

Al "Playa de Bakio" lo asaltaron de noche, cuando estaba parado porque habían localizado un banco de pescado y se preparaba para faenar, por lo que cuando el marinero de guardia dio la voz de alarma ya tenían las barcas de los piratas "encima" y "pegaron un 'pepinazo' con un lanzagranadas que si llega a coger a alguien no lo cuenta".

Los piratas "no eran como en las películas", "no tenían ni pata de palo, ni parche en el ojo, ni tampoco iban con cuchillos, sino con lanzagranadas, fusiles y granadas de mano", ha subrayado el marinero de Pasajes, que ha asegurado que este tipo de asaltos son llevados a cabo por "grupos muy bien organizados", que cuentan con "buques nodriza que sueltan las barcas cuando detectan algo".

Después de abordar el atunero vasco y obligar a la tripulación a navegar hasta una milla y media de la costa de Somalia, un segundo "comando", con somalís "más agresivos que los primeros", asumió el liderazgo, y durante los días que duraron las negociaciones para su liberación desfiló por el pesquero "muchísima gente, parece que de otras aldeas".

"Malos tratos no hubo ninguno, pero sí patadas a las puertas y amenazas", ha contado el marinero, quien ha recordado que sus captores "gritaban mucho y metían mucho ruido", lo que atemorizaba a la tripulación.

Entre los momentos de mayor tensión, Candamil ha destacado la liberación y cómo por una radio pequeña que no les quitaron y por la que los marineros escuchaban a veces las noticias, supieron que se acercaba a la zona una fragata española.

"Estábamos rezando para que la fragata no llegara hasta estar en puerto", ha indicado Candamil, que ha explicado que los marineros temían un enfrentamiento de consecuencias fatales. "Después -ha agregado-, gracias a ellos no nos volvieron a coger, como intentaron dos barcas de otros piratas" nada más abandonar el pesquero los primeros secuestradores.

Además de agradecer la "ayuda" de los gobiernos central y vasco, así como de la empresa propietaria del buque y de las numerosas entidades y personas que les han "arropado en todo momento", a ellos y sus familias, Candamil ha avanzado que, al igual que lleva haciendo desde hace 20 años, ahora descansará dos meses en tierra y volverá de nuevo a salir por cuatro meses a pescar al Índico. "A ver con estas edades qué podemos hacer", ha lamentado.