Te quiero verde
Consumir de forma ecológica, misión imposible
Convertirse en un consumidor respetuoso con el medio ambiente no es tarea fácil. De entrada, para ser un ciudadano verdaderamente ecológico, lo primero es olvidarse de comer pescado y carne, así como de utilizar limpiadores o tener coche propio. El coste que representan determinados productos para el medio ambiente es tan elevado que, en muchos casos, para cumplir con las recomendaciones de los grupos ecologistas, hay que llevar a cabo una auténtica abstinencia.
En los alimentos, el caso del pescado posiblemente sea el más claro. La mayoría de las especies salvajes están siendo capturadas en exceso y la acuicultura, lejos de ser la solución, forma parte del problema. En el caso de la carne, su consumo está provocando que se esquilmen grandes superficies forestales, sustituidas por cultivos como la soja, que se destina a la fabricación de piensos. La producción de un solo kilo de carne necesita de hasta 11 kilos de soja y 10.000 litros de agua.
Los coches, por su parte, son grandes responsables de los gases de efecto invernadero. Los vehículos híbridos y los que utilizan combustibles alternativos o motores eléctricos sólo sirven para que la contaminación se produzca en origen, y no en las ciudades. Y el biodiésel contribuye a la deforestación de la Amazonia, donde cada segundo se pierde un trozo de selva del tamaño de un campo de fútbol. Por su parte, los productos electrónicos, al igual que los textiles, contienen toda clase de sustancias contaminantes.
Por eso no es extraño que los consumidores se puedan quedar con la sensación de que cae sobre ellos el gran peso de solucionar los problemas medioambientales del planeta. “Tenemos que dar esos pasos porque nosotros somos la llave”, analiza Eva Saldaña, responsable del Área de Educación Ambiental de Greenpeace. “El consumidor tiene el poder para cambiar las cosas”.
Para enfatizarlo, Saldaña pone el ejemplo de lo que ocurrió con las botellas de agua fabricadas con PVC: la presión de la gente consiguió, dejándolos de comprar, que este tipo de envases desapareciera.
Productos lácteos
Al igual que ocurre con la carne, alimentos como la leche, el yogur o el queso tiene una huella ecológica negativa. Las vacas consumen muchos más kilos de pienso y litros de agua de lo que aportan a través de estos lácteos.
¿Leche ecológica?
Un vaso de leche ha necesitado una “inversión hídrica” de 200 litros de agua, mientras que un kilogramo de queso alcanza los 2.000 litros.
Sin transgénicos
En caso de consumirlos, las organizaciones ecologistas recomiendan que al menos sean de producción ecológica, lo que tiene además la garantía de no haber utilizado transgénicos para alimentar a los animales.
Bombillas
Las bombillas incandescentes sólo aprovechan el 5% de la energía que consumen. Las de bajo consumo pueden llegar a ser hasta ocho veces más caras, pero duran ocho veces más.
Baja eficiencia
Prohibidas las tradicionales bombillas incandescentes; son mucho menos eficientes que los nuevos modelos de bajo consumo.
Ahorra
Las lámparas de bajo consumo gastan hasta una cuarta parte menos que las tradicionales (35 euros menos en la vida de una bombilla de bajo consumo de 9 vatios que sustituya a una convencional de 40 vatios).
Carne
La carne es muy costosa ecológicamente. Las reses son tratadas con antibióticos y engordadas con piensos a menudo fabricados con soja, un cultivo que causa deforestación.
Un chuletón costoso
Un chuletón de ternera necesita una inversión medioambiental equivalente a más de cinco kilos de soja y 5.000 litros de agua.
Menos carne
Hay que reducir el consumo de carne al máximo, eligiendo aquella de producción ecológica en la que la alimentación de los animales es exclusivamente natural, sin hormonas u otros productos químicos.
Limpiadores
Los productos de limpieza convencionales contienen productos muy nocivos.
Sustancias químicas
Los armarios de limpieza representan un auténtico arsenal químico, que además no siempre es necesario.
Sustitutos naturales
El limpiador general se puede sustituir por vinagre; el amoniaco, por limón; el bioalcohol, por jabón natural; el limpiacristales, por alcohol convencional; el de limpieza en seco, por bicarbonato sódico.
Frutas y verduras
Los cultivos ecológicos utilizan de manera sostenible el entorno, incluyendo la gestión del agua y el aprovechamiento indefinido de la tierra. Consumen un 30% menos de energía.
El efecto de los pesticidas
Los pesticidas y fertilizantes usados en agricultura son responsables de gran parte de la contaminación presente en ríos y suelos.
Mejor sabor
Los productos de cultivo ecológico son cada vez más baratos y, en las encuestas, los consumidores alegan elegirlos porque tienen mejor sabor.
Pescado
El 77% de los caladeros está al límite y las piscifactorías que contaminan el medio y el engorde del pescado esquilma más el mar.
La rica sardina
Se pueden comprar sardinas y boquerones, aunque sólo si superan los nueve centímetros (para las capturas del Mediterráneo y Canarias) o los 12 centímetros (para el resto).
Pollo y huevos
Los pollos suelen criarse en jaulas, sin apenas espacio. El precio de los animales no enjaulados, sin embargo, aumenta hasta tres veces.
Libertad de movimientos
Los animales de granja tienen el mismo consumo de agua y grano, pero al menos pueden moverse con libertad antes de ser sacrificados.
La huella del huevo
Para producir un kilo de carne, un pollo consume 20 litros de agua. La huella ecológica de sólo un huevo se mide en un total de 200 litros.