Abás toma la vía autoritaria
El presidente palestino reorganiza el gobierno concentrando más autoridad que nunca, desde que asumió el cargo tras la muerte de Arafat en 2004
El presidente Mahmud Abás ha reorganizado el gobierno palestino tomando la dirección que le da más poder, un camino que le permite concentrar en sus manos un nivel de autoridad que nunca había tenido desde que asumió el cargo tras la muerte de Yaser Arafat en 2004, mientras que aleja la perspectiva de una reconciliación entre Hamas y Fatah. En menos de una semana Abás ha designado a un nuevo primer ministro, Rami Hamdallah, y ha tomado juramento a un gabinete de 24 miembros que obrará bajo su batuta sin expresar divergencias y obedeciendo cada una de sus órdenes e indicaciones, con el agravante de que estos cambios cuentan con el apoyo de Estados Unidos e Israel.
Hamdallah es un lingüista de 55 años que carece de experiencia política y no milita en Fatah, pero a quien en Fatah lo consideran uno de ellos. Es el cuarto jefe de gobierno de Abás después de Ahmed Qureia (Fatah), Ismail Hanniya (Hamas) y Salam Fayyad, con quienes Abás mantuvo siempre unas relaciones tensas, lo que seguramente no ocurrirá en el caso del dócil Hamdallah, que durante más de una década ha sido rector de la Universidad de Nablus. "Ciertamente se abre una nueva etapa, un periodo transitorio en el que vamos a saber en qué dirección va la propuesta americana para reanudar las negociaciones con Israel y qué ocurre con la reconciliación con Hamas", dice el diputado de Fayyed Saqqa, "El nuevo gobierno no interferirá con las decisiones políticas que adopte Abás", añade aludiendo a las frecuentes intromisiones del primer ministro saliente.
Abás ha elegido a un personaje gris y al mismo tiempo, para guiar a Hamdallah, ha designado a dos viceprimeros ministros muy próximos al presidente, el economista Muhammad Mustafa, que llevará los asuntos económicos, y Ziad Abu Amro, que tendrá a su cargo las cuestiones políticas. Ambos eran hasta ahora consejeros de Abás y su misión consistirá en conducir por el buen camino a Hamdallah, quien, aunque nadie duda de su capacidad de gestión, nunca se ha visto en una tesitura semejante. "Es cierto que Hamdallah no tiene experiencia política, pero tampoco la necesita. Su tarea consistirá en gestionar un gobierno transitorio de tecnócratas sin interferir en cuestiones políticas; es un buen gestor y lo ha demostrado al frente de la Universidad de Nablus, con eso basta", comenta Saqqa.
Se da la paradoja de que cuando se formó la Autoridad Palestina en 1994, las potencias occidentales, incluida Israel, exigieron a Arafat que designará a un primer ministro para que no acumulara él todo el poder, pero con las reformas de la última semana, dos décadas después, Abás ha terminado acumulándolo él sin que nadie haya levantado la voz. En el entorno de Abás se ve con preocupación el futuro. "Existe cierta apatía en la calle, cierto cansancio. La gente de Fatah no quería este gobierno; hubiera preferido un gobierno fuerte que al frente tuviera a alguien del comité central, como Mohammed Stayeh, que era el candidato favorito en Fatah", comentan en la dirección de Fatah.
Algunos analistas sugieren que Abás se ha metido en un callejón sin salida puesto que de la misma manera que hasta ahora Salam Fayyad absorbía buena parte de las críticas de la calle, especialmente por la situación económica y social, con un alto desempleo, ahora el destinatario único de esas críticas, y de las críticas políticas, será Abás, pues es Abás quien ha pasado a detentar todo el poder. El profesor Nasr Abdel Karim, un economista de la Universidad Birzeit, no es muy optimista con respecto al futuro económico de Cisjordania. "La Autoridad Palestina depende en gran medida de factores externos y no puede obrar con libertad; depende sobre todo de los donantes, pero también de la actitud de Israel, que es quien en la práctica controla la economía palestina,; el gobierno palestino apenas tiene capacidad de maniobra al respecto", ha dicho Abdel Karim a Al Hayat. En este sentido es probable que las tensiones y el descontento que han existido hasta ahora no desaparezcan, o incluso que crezcan.
"El nuevo gobierno es un gobierno del presidente; no se puede decir que al frente está Hamdallah puesto que Abás y los dos viceprimeros ministros son quienes van a mover los hilos, y esto va a hacer que Abás tenga más responsabilidad y que si algo sale mal se le cargará a su cuenta", admiten con preocupación en el entorno de Abás, donde reconocen que es una jugada arriesgada. En las próximas semanas Abás se va a jugar su futuro y eso dependerá exclusivamente del resultado de las gestiones que haga el secretario de Estado John Kerry, quien se ha comprometido a presentar un plan de negociación entre Israel y los palestinos este mismo mes de junio, aunque muchos analistas son pesimistas, especialmente porque Israel sigue construyendo en los territorios ocupados a destajo y el número de colonos judíos ya se acerca a los seiscientos mil.
Si Kerry fracasa, Abás se quedará al descubierto y su situación se deteriorará significativamente entre los palestinos pues es difícil que pueda seguir defendiendo durante mucho tiempo una política de no hacer nada mientras Israel consolida la ocupación.