Brasil levanta prohibición a aborto de fetos con daño cerebral
La Corte Suprema de Brasil votó a favor de la legalización de los abortos en fetos cuyo cerebro está severamente dañado, lo que flexibiliza la ley en el país católico más grande del mundo y en una región donde la expansión evangélica en las últimas décadas ha mantenido una fuerte oposición al derecho al aborto.
Con sólo dos de los 10 jueces en contra de levantar la prohibición, la decisión marca un pequeño pero histórico cambio en la ley de aborto en el país más grande de América latina.
Brasil, como muchos países de la región, prohíbe los abortos en todos los casos, excepto en embarazos causados por violación o aquellos que implican una amenaza para la vida de la madre.
Mientras que hospitales privados y clínicas ilegales han encontrado formas de evadir esta prohibición, la decisión hace posible que las madres que llevan en el vientre fetos que padecen anencefalia aborten el embarazo legalmente.
La medida aplica específicamente para los casos de anencefalia, un trastorno que provoca malformación o ausencia de amplias partes del cerebro y genera una probabilidad enorme de que el bebé muera poco después de nacer.
Esos bebés "nunca se convertirían en una persona", indicó Marco Aurelio Mello, en representación de la mayoría. "No se trata de una vida potencial, se trata de una muerte segura", agregó.
Los defensores del derecho al aborto y entidades médicas han pujado por años para que se tomen este tipo de medidas, argumentando que a las madres de bebés que es altamente probable que mueran luego del parto debería evitárseles un trauma innecesario.
"El diagnóstico en sí es lo suficientemente malo", dijo Cristiao Rosas, médico y portavoz de la federación brasileña que nuclea grupos de obstetricia y ginecología.
"Es una gestación condenada, sin pronóstico de supervivencia extra-uterina, y con un impacto devastador sobre la salud psicológica y emocional de la madre", agregó Rosas.
Los grupos religiosos en Brasil, con fuerte peso en la opinión pública, siguen oponiéndose ferozmente a cualquier cambio en la ley de aborto.
"Todos tenemos un derecho absoluto a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, más allá de cualquier tipo de deficiencia", dijo Luiz Carlos Ludi, cura católico que encabezó esta semana una protesta fuera del edificio de la Corte Suprema en Brasilia.
Ese tipo de sentimientos, que se hacen eco en la creciente población evangélica del país latinoamericano, hacen que cualquier cambio mayor en la ley de aborto brasileña siga siendo poco probable en el futuro cercano.
"Este es un paso pequeño y gradual para casos muy específicos", dijo Rafael Cortes, analista político de Tendencias, una consultora de Sao Paulo. "Un cambio más grande que éste sería mucho más difícil", añadió.
Durante la última elección presidencial en Brasil, a fines del 2010, el debate sobre el aborto ayudó a deteriorar lo que había parecido una victoria fácil en primera vuelta para la actual presidenta Dilma Rousseff.
Rousseff tuvo que dar marcha atrás con sus comentarios sobre el derecho al aborto para asegurarse una victoria en segunda vuelta.