Vientos de cambio en La Habana
Cuba debate su futuro con mayor esperanza y apertura que nunca.
Cada 1 de enero, la babalawos yorubas (sacerdotes de la santería de raíz africana) difunden en La Habana sus predicciones para el año. Tras una multitudinaria ceremonia en la Asociación Cultural Yoruba de Cuba, los sacerdotes comunican los mensajes de Ifá (el ser supremo) y unos refranes/consejos, la Letra del Año. El pasado 1 de enero, fecha del 49º aniversario de la Revolución, las visiones yorubas se cristalizaron en un misterioso “vientos de cambio esperanzadores”. La Letra del Año ha dado mucho que hablar en Cuba: “Mucho cuidado con la intriga de un tercero: puede afectar la relación de dos”, “El gallo pica al pollón, porque ve en él un futuro rival”, “La calle no se dobla por la esquina, sino por el centro”.
Antonio Castañeda, presidente de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba, me recibe en su despacho. Bandera cubana. Un cuadro de inspiración africana. Foto de Fidel. Y su voz, categórica y alegre: “La letra del Año no tienen que ver con la política”. Sin embargo, Antonio Castañeda –62 años, charlatán, “castrista hasta la médula” – reconoce que las visiones yorubas llevan dentro la palabra cambio. “Y la política está incluida, claro. Llegamos al momento de mejorar el proceso revolucionario”, matiza.
Castañeda, por primera vez, es candidato a diputado. Símbolo, en palabras de Antonio, que la “apertura ha comenzado”. El diario oficial Granma presume, de hecho, que los 614 candidatos diputados que hoy serán elegidos (realmente son confirmados tras un largo proceso de asambleas, pues hay tantos candidatos como escaños) son más plurales que nunca. 118 son negros. 101 mestizos. 265 son mujeres. Y el 60% de ellos nació después de la revolución. Diversidad racial y cultural. ¿Llegó la hora del “viento de cambio esperanzador”?
“Mucho cuidado con la intriga de un tercero…”
Desde que el presidente en funciones Raúl Castro pronunciase el pasado 26 de julio un discurso lleno de autocrítica anunciando mudanzas “estructurales en la economía”, el pueblo cubano ha destapado la caja de los truenos/críticas. La intención declarada del mismísimo Fidel Castro –convaleciente hace 17 meses– de no “aferrarse al poder” fue la gota que colmó el vaso. Y el debate está en la calle. En los bares. En las esquinas. Muy cerca de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba, en el Parque Central, un corro discute acaloradamente. El asunto estrella es el beisbol, el deporte nacional. Industriales (el equipo de La Habana) y Santiago de Cuba (su rival histórico).
De repente, alguien pronuncia “desertor”. Y la pelota pasa al tejado de la política. Víctor Adán, un jubilado de la empresa eléctrica estatal, asegura que “ya es hora de que regresen el Duque y todos los cubanos considerados traidores”. Habla de Orlando el Duque Hernández, mítico jugador cubano que juega en los New York Mets. Siempre fue considerado un desertor. Sin embargo, los cubanos asistieron sorprendidos hace unos días al documental Fuera de liga, en el Canal Habana, una cinta censurada por el gobierno cubano hasta ahora. En Fuera de Liga, el Duque reafirma emocionado su cubanidad: “Estoy lejos pero estoy cerca. No soy un traidor”. ¿Volverán algún día los exiliados?
Desde el señorial barrio del Vedado, José Manuel Esquivel, director ejecutivo de la prestigiosa Unión Nacional de Juristas, interpreta la retransmisión de Fuera de Liga como “un símbolo de que se están rompiendo tabús”. José Manuel destaca, por encima de todo, que el debate y la autocrítica han sido incentivados “desde arriba”. “El pueblo cubano está muy agradecido a los logros de la revolución. Pero llegó la hora de mejorar el socialismo entre todos”, matiza Esquivel.
Desde el populachero barrio de Marianao, en la periferia de La Habana, el diputado Raúl Suárez, de 72 años, el más histórico del parlamento cubano, asegura a Público que “las críticas de los cubanos de la calle son muchos más constructivas que las de los disidentes emigrados”. Y afirma que es indispensable que el cambio sea lento. “No nos podemos saltar etapas. Lo importante es que todos participen”, matiza Raúl.
“La calle no se dobla por la esquina, sino por el centro…”
La palabra cambio está en la calle. En boca de todos. Cambio-continuidad, para ser precisos. Porque son pocos los que quieren abandonar la senda socialista. Cambios/matices. Apertura, nuevas estrategias. Y Revolución. Antonio García –profesor de enseñanza primaria–, desde el bello/destartalado Paseo del Prado, asegura que “quiere que Castro dure 1.000 años, aunque sea sentadito en una silla”. Esta decadente arteria señorial representa como ninguna la “ciudad de las columnas” que el escritor Alejo Carpentier definió hace sesenta años como la urbe “de lo cojo, de lo asimétrico, de lo abandonado”. A un lado, la Habana Vieja, el pasado restaurado con esmero. Al otro, Centro Habana, un barrio bullanguero, desconchado, algo abandonado. A un lado, el pasado/esperanza, el paseo señorial. Y la ex combatiente Blanca Gracia, charlando. Blanca y su pasado: 71 años, 5 hijos, 9 nietos. Y dos revoluciones. “Luché en Cuba,. Luego ¡, en 81 y 82, en Angola. He visto mucho mundo y conozco el lado oscuro del capitalismo”, afirma Blanca Gracia, presidenta de la asociación de Combatientes.
Blanca, en aquel lado del pretérito, se lamenta porque un hijo suyo vive en Estados Unidos. Y al otro lado (en Centro Habana), el presente y los habaneros de la edad de los hijos de Blanca. Centro Habana y los que prefieren hablar del futuro que del pasado. José Alfredo Ibáñez, un abogado y profesor de música de 38 años, es un buen ejemplo de la generación del cambio. “Yo estoy con la revolución. No la cambio por el capitalismo. Pero Fidel tiene que pasar el balón. Sobrevivo trabajando como guardia de seguridad de un restaurante”, afirma José Alfredo. Y es que el futuro, más que nunca, es una sustancia palpable, apetecible y próximo en Cuba.
El blog Generación Y (http://desdecuba.com/generaciony), escrito dentro de Cuba por la joven de 32 años Yoani Sánchez, es la sensación del momento. Un blog que habla sin tapujos de la vida cotidiana. Y de las esperanza y cambios. En su entrada del 15 de enero, El fin de la historia y el último cubano, Yoani critica que al diario Granma: “Los que tenemos menos de cuarenta años no hemos sido protagonistas de casi nada, sino meros espectadores de las glorias de otros. Propongo que el presente se convierta en el trampolín para lanzarnos al “mañana”. Los comentarios/post de su blog son un fiel reflejo de lo que se cuece/discute en la calle: “No se puede conducir bien un coche mirando continuamente por el espejo retrovisor (Gabriel), “Di lo que llevas por dentro, no te lo calles, lucha por el cambio y podrás hablar mañana de un pasado” (Orestes), “Respetar la historia es respetar a los pueblos, ¡viva Fidel” (Yohandry). Opiniones diversas.
De la blogosfera a Centro Habana, los cubanos se expresan últimamente con una recobrada frescura. Protestan. Exigen. Hablan. En la Unidad 218-01 (donde se venden con precios subvencionados los productos básicos con una cartilla), Alexandre Mendoza pide más alimentos. “La canasta básica se compra por unos 13 pesos cubanos, medio dólar. Pero entre tú y yo, alcanza para una semana. Hacen falta más”.
“El gallo pica al pollón, porque ve en él un futuro rival…"
Miércoles 16 de enero. 18.00 horas. Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, Habana Vieja. El patio está en ebullición. Bohemios. Melenudos. Barbara Dane, la primera cantante estadounidense que rompió en 1966 la prohibición de viajar a Cuba, está en el escenario. Una docena de músicos de la vieja y nueva trova cubana, entre ellos su hijo Pablo Menéndez (fundador del grupo Mezcla), la homenajean. De repente, Bárbara grita: “¡Abajo el bloqueo!”. Gritos. Aplausos. Frank Delgado –uno de los principales representantes de la contracultura– sube al escenario. Saluda. Ríe. Y comienza a cantar una canción, La libelula, dedicada a “esos animales que vuelan de país en país sin necesidad de visado ni prohibiciones”. Más aplausos. “Los tiempos cambian –dice una estudiante de comunicación social que no quiere revelar su nombre– y nuestros músicos están propiciando el debate”. Pedro Andreu – estudiante de bellas artes– elogia la nueva política del Gobierno cubano “de apoyo a los transexuales”. Se refiere a las operaciones de cambio de sexo que el Gobierno va a financiar, según anunció recientemente Mariela Castro, la hija sexóloga de Raúl Castro.
Pero si hay un tema estrella en los corrillos de la bohemia habanera, ése es el concierto que Pablo Milanés dio el pasado 26 de diciembre en teatro Mella. El legendario trovador presentó su último trabajo, Regalo. Algunas de sus letras, como Suicidio, son todo un síntoma de la reflexión/debate: “Hay cien motivos para no creer / lo que ayer era una ilusión / hoy se impone como una razón”.
Yoani Sánchez, en su blog, destaca un concierto reciente (22 de diciembre) de otro de los compositores más respetados de la isla, Pedro Luís Ferrer. Sus nuevas letras, como Canción de fin de año, también suspiran con un ritmo/aire nuevo: “Ahora que hasta el mudo quiere hablar/ Y está de moda el grito y la querella…”. La memoria me trae a Pedro Luís Ferrer, corpulento y vivaracho, después de un concierto en el café Central de Madrid, el pasado octubre. En el camerino, Pedro Luís me resumía la nueva era cubana: “Hay un debate. Y una generación preparadísima, un relevo. El mundo tiene que saber que nuestro futuro es exclusivamente nuestro…”
….y los oráculos
¿Hay comunismos/vida tras Fidel? La respuesta es compleja. En marzo de 2002, Carlos “el Chino” Figueredo, ex jefe del espionaje cubano y uno de los pesos pesados de la revolución, me recibió en su casa, en el barrio habanero de Miramar. Me manifestó su devoción por Fidel. Y me resumió algunos de los “ataques imperialistas” recibidos por Cuba. Seis años después, el Chino Figueredo me confiesa su confianza en la revolución: “El momento en Cuba es de cambios. La Revolución es un cambio permanente. El imperialismo tiene menos respaldo internacional. Y nuestras respuestas de cambio son acordes a esas necesidades”. ¿Y la sucesión? Impera el silencio. Y la prudencia.
Las quinielas se dispararon tras la operación en julio de 2006 de Fidel Castro. Se habló mucho de un posible triunvirato civil compuesto por Felipe Pérez Roque (ministro de Relaciones Exteriores), Ricardo Alarcón (presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular) y Carlos Lage, gurú económico y actual Vicepresidente del Consejo de Estado. Pero hoy en día, pocos –ni los sacerdotes yorubas– se atreven a hablar abiertamente de quinielas. Si Fidel Castro es elegido diputado tras las elecciones de hoy (casi seguro) se abre el camino para se elección como presidente del Consejo de Estado a principios de marzo. Pero ya no se puede descartar que Fidel deje paso a un nuevo presidente del Consejo de Estado. ¿Hacia donde camina Cuba?¿Llegó la hora de los hijos de la revolución? Ariel Dacal, historiador y analista político del Centro Martin Luther King de La Habana, alineado con la revolución de Fidel Castro, asegura que “ha llegado la hora de que Cuba substituya a los viejos dirigentes revolucionarios”.
Mientras el cambio llega con inercia revolucionaria, el pueblo cubano debate. Y espera. Y se mueve al ritmo de las predicciones yorubas, de los nuevos blogs sin censura o de la letra de la Canción de año nuevo de Pedro Luís Ferrer: “Ahora que permiten criticar/me voy al Malecón y espero el día…”.