De los Pirineos a los Alpes
Los favoritos siguieron con su vigilancia extrema y sólo Andy Schleck arañó dos segundos al final
El Tour está en punto muerto. Los favoritos no atacan, el líder no cede (ante la sorpresa general) y Alberto Contador sigue oculto en la bruma de la incertidumbre. No se sabe si el madrileño está en forma y se esconde o si está débil y aguanta a duras penas. En algunos ataques de ayer, el de Pinto se rezagaba, pero nunca lo suficiente como para perder el contacto. Lo que sí volvió a quedar claro es la peligrosa falta de equipo.
Se esperaban grandes emociones para la etapa de ayer. Las tres veces que se ha ascen-dido el Plateau de Beille, el ganador se había convertido, días después, en triunfador del Tour. Es difícil que eso suceda este año porque los favoritos decidieron darse una nueva tregua.
Leopard Trek, el equipo de los Schleck, estiró el grupo de favoritos al iniciarse la ascención. Todo indicaba que los hermanos luxemburgueses iban a desplegar un gran ataque. Pero no fue así. Andy y Frank van muy centrados en Contador y hacen la carrera que marca el español. Mientras el de Pinto no ataque, aquí no se mueve nadie. Y Contador no ataca.
Voeckler aguanta
Andy Schleck lanzó dos ataques tímidos a diez kilómetros de meta. En el segundo se quedó Contador, aunque el ritmo de sus rivales decreció y pudo contactar. Sin embargo, el que sorprendía era Thomas Voeckler. El veterano francés, de 32 años, es un hombre sin historial, pero está defendiendo su maillot amarillo estos días como si fuera uno de los grandes del ciclismo.
El suspense crecía con el paso de los kilómetros. Los carteles anunciadores se sucedían. Siete kilómetros para meta, seis, cinco... pero nadie se movía en el paquete de favoritos. Era un ascenso a base de tirones y frenazos, sin ataques contundentes, con muchas miradas de control. La vigilancia le vino bien a Jelle Vanendert, que se largó a siete kilómetros del final. Nadie se tomó interés en neutralizar su escapada. Al final, despertó Samuel Sánchez. El ovetense cambió de ritmo a tres kilómetros de la llegada y también le dejaron ir. Por delante suyo marchaba Vanendert, derrotado hace dos días por Samuel en Luz Ardiden. Esta vez, el belga se tomó el desquite y se anotó la etapa, de 169 kilómetros, por delante del jefe de filas del Euskaltel-Euskadi.
Los favoritos seguían sin novedades atrás. En el último kilómetro, Andy se atrevió a demarrar. El pequeño de los Schleck logró abrir un hueco de dos segundos, un golpe moral, sólo simbólico, sobre Contador.