Las entidades logran hacer los deberes in extremis
El Banco de España exigió tener las fusiones antes de Navidad
Las cajas de ahorros han llegado a tiempo. Casi cuando sonaba la campana, aunque era prácticamente imposible llegar antes. La tarea era demasiado grande y compleja como para que sobrara ni un minuto. Lo sorprendente es que hayan sido capaces. En solo seis meses han logrado darle la vuelta al sector como a un calcetín.
Empezaron a moverse de verdad a finales de junio y el Banco de España les había fijado el día de Nochebuena como plazo máximo para tener cerrados todos los trámites. Y los han cerrado. Con más o menos inconvenientes o con más o menos integración, pero los han finiquitado para poder empezar a operar como una sola entidad el 1 de enero.
Un total de 40 cajas han participado en nueve fusiones, que dejarán el sector en 17 entidades de un tamaño muy superior y de mayor solvencia, entre otras cosas porque han recibido (o están en proceso de hacerlo) 11.700 millones de euros de ayudas públicas procedentes del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob). Y hay dos operaciones más que están en trámites, aunque éstas no tienen plazo límite porque acaban de iniciar las negociaciones: Ibercaja y Unicaja, por un lado, y las cajas vascas (BBK, Kutxa y Vital), por otro.
En breve, quedarán en el sector 14 cajas, frente a las 46 de antes del proceso
Si todas las integraciones llegan a buen término, en poco tiempo habrá sólo 14 grupos de cajas en España, todos salvo dos (Caixa Ontinyent y Caixa Pollença) procedentes de una fusión y con un tamaño medio que rondará los 75.000 millones de euros.
Y la mayor parte de ellos no serán puramente una caja sino que colgarán de un banco, que podrá cotizar en bolsa o vender participaciones a inversores privados. Cualquier parecido con el sector que existía hace un año será una mera casualidad (salvando la obra social, que en la mayoría de los casos pasará a estar en manos de una fundación).