Pacientes no comprenden un procedimiento cardíaco muy utilizado
Por Frederik Joelving
Los pacientes que aceptan hacerse procedimientos comunes para eliminar obstrucciones arteriales en el corazón suelen pensar que están reduciendo su riesgo de sufrir un infarto o de morir, cuando, de hecho, no es así.
Esa es la conclusión de una nueva encuesta de un hospital de Massachusetts que prueba que los médicos no explican claramente los beneficios reales, o su ausencia, de un tratamiento que cuesta unos 17.000 dólares y tiene efectos adversos importantes, aunque poco frecuentes.
Durante una intervención coronaria percutánea (ICP), se colocan stent (pequeños tubos de malla metálica) para mantener abierta una arteria. La ICP se realiza en más de 1 millón de estadounidenses por año, una cifra que para muchos médicos es innecesariamente alta.
Cuando se utiliza para eliminar un coágulo después de un infarto cardíaco, el procedimiento reduce las posibilidades de que un paciente sufra otro infarto en el futuro.
Pero en pacientes con dolor estable en el pecho debido a un estrechamiento de las paredes arteriales del corazón, el único beneficio es aliviar el dolor.
"Los médicos hacen un gran trabajo al explicar el procedimiento", dijo el doctor Michael Rothberg, que dirigió el nuevo estudio. "Lo que no dicen (o los pacientes no comprenden) es que mejorar el flujo sanguíneo no previene un infarto o prolonga la vida", añadió.
El equipo de Rothberg, del Centro Médico Baystate, de Springfield, Massachusetts, encuestó a 153 pacientes con un dolor estable de pecho denominado angina.
Todos habían consentido la realización de una angiografía coronaria, en la que los cardiólogos guían un catéter hasta el corazón por una arteria para detectar placas de colesterol.
Estas placas estrechan las paredes arteriales y reducen el flujo sanguíneo al corazón, lo que causa dolor torácico y otros síntomas durante la actividad física.
Si el estrechamiento es significativo, el médico puede optar por una ICP, en la que se infla un balón al final del catéter que destruye la placa. Luego, se coloca el stent.
Casi todos los pacientes encuestados dijeron que comprendían por qué el médico podría realizar una ICP y más de la mitad sentía que había participado de la toma de la decisión.
No obstante, ocho de cada 10 pacientes pensaron que el procedimiento reduciría el riesgo de sufrir un infarto fatal. Pero la mayoría de sus médicos aseguró que eso no era así.
"Falló el proceso de consentimiento informado", dijo la doctora Alicia Fernández, de la University of California en San Francisco, que escribió un editorial sobre el estudio.
"Los pacientes suelen someterse a procedimientos invasivos sin comprender los beneficios esperados. Esto es preocupante, sobre todo si hay buenas opciones no invasivas", expresó Fernández.
Rara vez (entre 1 de cada 100 y 1 de cada 1.000 pacientes), la ICP puede causar un accidente cerebrovascular, problema que requiere un bypass de emergencia o que conduce a la muerte.
"Los pacientes suelen sobrestimar los beneficios que recibirán de un tratamiento, en especial si un médico lo recomienda. Hay que preguntar qué alternativas hay y qué sucedería si se espera o no se hace nada", consideró la experta.
FUENTE: Annals of Internal Medicine, 7 de septiembre del 2010