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Lunes, 17 de Mayo de 2010

La reina madre era una mujer austera que cuidaba los gastos

Reuters ·17/05/2010 - 17:33h

La reina madre del Reino Unido puede haber vivido una vida de riqueza y privilegios, pero podía echar una mirada al popular East End londinense cuando se trataba de ahorrar en ropa y artículos para el hogar, según un ex asesor.

Cuando la última emperatriz de la India murió hace ocho años, dejó un establo de caballos de carreras, cientos de funcionarios, joyas de incalculable valor y armarios de alta costura, así como deudas por valor de millones de libras.

Ahora el ex ayudante de cámara Ashe Windham ha revelado a los diarios británicos un lado cariñosamente frugal de la reina madre británica, a la que vio alquilar, en lugar de comprar, una televisión y una grabadora de vídeo para utilizarlos en el Castillo de Mey en Caithness, Escocia.

Windham, que ahora preside el fondo del Castillo de Mey que se mantiene como un atractivo turístico, dijo que después de la cena la familia se trasladaba a la biblioteca donde se reordenaban los muebles para poner un televisión antiguo de alquiler, que cada verano llegaba procedente de una tienda local.

"Lo más difícil era hacer funcionar el igualmente anticuado vídeo", dijo el diario Times citando a Windham.

"Una vez logrado, nos sentábamos todos a ver una de sus comedias favoritas, entre las que se incluían ' Fawlty Towers', 'Yes Minister' y 'One Foot in the Grave' (Dos metros bajo tierra)".

Y a pesar de su tendencia a la ropa más grande, la reina madre se negaba a desprenderse de las seis gabardinas Burberry que tenía y que se ponía un año tras otro.

Incluso el Castillo de Mey, al que salvó de la ruina, lo mantuvo de forma muy sencilla, y se negó a sustituir parte de la decoración que databa de décadas atrás.

"La decoración se puso entre 1952 y 1955 y creo que no se cambió mucho después", dijo. "Recuerdo haber dicho en una ocasión: 'Señora, las cortinas de una de las habitaciones de arriba se están cayendo a pedazos'".

"Me miró con un brillo en sus ojos y dijo: "Creo que durarán algunos años más". La decoración no era lamentable pero desde luego ella no creía en gastar dinero innecesariamente".

El Castillo de Mey fue el único hogar propiedad de la reina madre. Lo vio por primera vez cuando era el Castillo Barrogill en 1952, mientras lloraba la muerte de su marido, el rey Jorge VI.

Al escuchar que el castillo, aislado y en ruinas, iba a ser abandonado, dijo: "Nunca. Es parte del patrimonio de Escocia. Lo salvaré".

Tras adquirir el castillo más al norte del territorio británico, la reina madre lo renovó y restauró y también creó unos hermosos jardines amurallados.

Cuando murió en 2002 tenía 101 años, tras haber vivido tiempos austeros impuestos durante las dos guerras mundiales, unas épocas que su ex ayudante de cámara cree que contribuyeron a su austeridad.

"Tenía 14 años cuando estalló la Gran Guerra y estaba muy acostumbrada al racionamiento", dijo. "Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando ella era la reina, tenía incluso líneas pintadas alrededor de los baños del Palacio de Buckingham para asegurarse de que no se usaba de manera excesiva el agua caliente. No tenía gustos extravagantes, con la única excepción de las carreras de caballos".