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Sábado, 15 de Mayo de 2010

Lula se juega su apuesta más arriesgada: mediar con Irán

El presidente brasileño intenta evitar las sanciones contra Teherán en su último gran viaje

NAZARET CASTRO ·15/05/2010 - 08:00h

ALEXANDER NEMENOV / afp - El presidente de Brasil llega a Moscú, ayer.

Luiz Inácio Lula da Silva se juega este fin de semana el éxito de su apuesta diplomática más arriesgada: su apoyo al empeño iraní de sacar adelante su programa nuclear. Brasilia quiere erigirse como intermediario entre el Gobierno de Mahmud Ahmadineyad y las potencias occidentales, y ha encontrado en Turquía un aliado. Ambos países, como miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, y especialmente Brasil en su condición de país emergente que cobra cada vez más relevancia en el tablero global, constituyen la principal baza de Teherán para evitar que, por cuarta vez, la ONU castigue al país por mantener su programa sin dar garantías aceptables de que este tiene fines pacíficos.

Ayer en Moscú, los esfuerzos de Lula, que vive sus últimos meses en el poder, recibieron el respaldo de Rusia. "Espero que la misión del presidente de Brasil se corone con éxito. Es tal vez la última oportunidad antes de la adopción de las medidas que todos conocemos en el marco del Consejo de Seguridad de la ONU", dijo el presidente ruso, Dmitri Medvédev, tras reunirse con su colega brasileño en el Kremlin. Pero Medvédev admitió que sólo le da "un 30%" de posibilidades al triunfo de la iniciativa del brasileño.

Medvédev apoya la iniciativa del brasileño peroes muy escéptico

Tras la escala en Moscú, Lula se reunirá mañana en Teherán con Ahmadineyad para convencerle de que dé garantías de que su tecnología tendrá fines pacíficos. Brasil y Turquía han trabajado juntos para ofrecer una nueva propuesta que satisfaga a todas las partes. Se trataría en realidad de una variación sobre la oferta de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) que Teherán rechazó. Esta solución contemplaba el intercambio de uranio levemente enriquecido por Irán a cambio de combustible para sus centrales, que fabrican radiofármacos. El punto de fricción era el lugar dónde se produciría ese intercambio. Tal vez porque, como ha señalado el canciller brasileño, Celso Amorim, "el diablo habita en los detalles".

Brasil ha conseguido el apoyo de Turquía, China y Rusia. Cuenta también con una actitud favorable de Francia: aunque el presidente francés inicialmente se alineó con la postura estadounidense y británica, a favor de las sanciones, Nicolas Sarkozy mantuvo el pasado miércoles una conversación telefónica con Lula en la que avaló la intención del mandatario brasileño de ejercer un papel de intermediario.

Mientras tanto, EEUU insiste en la vía de las sanciones. La secretaria de Estado, HillaryClinton, aprovechó su reunión de ayer con el nuevo ministro de Exteriores británico, William Hague, para subrayar que no espera "una respuesta seria" de Teherán sobre su programa nuclear si no aumenta la presión internacional.

Brasilia pretende consolidar su posición a nivel internacional

Antes de la llegada de Lulaa Rusia, Barack Obama y Medvédev pactaron por teléfono que instarán a sus negociadores para que consigan la aprobación de nuevas sanciones, según informó el diario O Estado de São Paulo. Sin embargo, Rusia, que cuenta con una fluida relación comercial con Irán, también en el área nuclear, apoyaría las sanciones sólo en el caso de que estas no afecten negativamente a la economía iraní. Para Medvédev, la visita de Lula será la "última oportunidad" para avanzar en el diálogo.

Estrategia cuestionada

La diplomacia iraní ha intentado ganar apoyos entre los miembros no permanentes del Consejo para que eviten las sanciones. Aunque sólo los miembros permanentes del Consejo EEUU, China, Rusia, Francia y Gran Bretaña pueden vetar las sanciones que propone Washington, la oposición de los miembros no permanentes podría fortalecer la postura de Teherán. Dentro de su contraofensiva diplomática, Irán ha organizado para el próximo lunes una cumbre del Grupo de los 15, un encuentro de países en desarrollo.

La diplomacia brasileña, dentro de una estrategia muy cuestionada dentro y fuera del país, ha pretendido negociar "una solución justa". Tal vez por su interés en consolidar su posición en el tablero internacional, o quizá por sus planes de futuro de desarrollar un plan de energía nuclear con fines pacíficos, Brasil se ha convertido en el principal aliado de Ahmadineyad.

Fin del mandato

Esta gira, la más osada en los más de siete años de Gobierno de Lula, podría ser también la última de notoriedad antes de que concluya, a finales de año, el segundo y último mandato del presidente brasileño. Además del caso iraní, Lula volverá a llevar a distintos lugares del globo un mensaje que se ha convertido en una de las principales señas distintivas de la política exterior del ex sindicalista: que organismos internacionales como la ONU, el Fondo Monetario Mundial o el Banco Mundial deben modificar su equilibrio de fuerzas para amoldarse a un mundo en el que los países emergentes, como India, China y el propio Brasil, cobran cada vez mayor protagonismo.

Tras su paso por Rusia, Qatar e Irán, Lula llegará a Madrid el lunes por la tarde para asistir a la Cumbre de América Latina y el Caribe y la UE.