"Agüero quédate"
Más de 100.000 aficionados abarrotan Neptuno 14 años después para celebrar un título del Atlético. La capital fue rojblanca desde primera hora
"Agüero quédate, Agüero quédate, Agüero quédate". En el ayuntamiento, en la Puerta del Sol, en la Almudena y en Neptuno, ese cántico fue el más coreado en el recorrido triunfal del Atlético por las calles de Madrid. Puede que el Atlético no le pueda ofrecer lo que le dan en la acera de enfrente, en Inglaterra o en Italia, pero será difícil que el Kun sea millonario de sentimientos como los que ayer le brindaron los seguidores rojiblancos. Con el trofeo recién conquistado bajo su brazo, no se despegó de él en mucho rato, Agüero estaba como ido, embelesado por esas muestras de cariño que suplicaban que no traicione, como han hecho otros, todo aquello que estaba frente a sus ojos: el Atlético de Madrid.
Ante similar avalancha sentimental ni Quique Flores pudo contener las lágrimas cuando fue homenajeado. "Olé, olé, Quique Sánchez Flores". Ese cántico le pertenecía a Simeone. Se lo ha conquistado a uno de los símbolos colchoneros más respetados y queridos. Desde ayer, es uno más de la familia rojiblanca.
Quique ha calado tanto que le ha arrebatado el cántico a Simeone
Han pasado 14 años desde que el Atlético celebró su último título, pero para todos los que lo festejaron ayer, muchos por primera vez, mereció la pena tanto tiempo de espera. Ya en la visita a la patrona de la ciudad había más de 500 aficionados a las puertas de la Almudena. El equipo hizo la ofrenda y se dirigió al ayuntamiento. Allí esperaba el alcalde, Alberto Ruiz Gallardón, que obsequió a toda la plantilla con un lingote de plata conmemorativo. A partir de ahí empezó el show. Ante más de 1.500 seguidores que esperaban en el patio Cibeles del ayuntamiento, Antonio López comenzó la fiesta. Imitando a Reina en Colón, el capitán tomo el mando de operaciones. "Camarero, ¿qué?, una de queso", y así unas cuantas canciones más. El éxtasis llegó al grito de "campeones, campeones". Entonces, Simao incitó a Forlán a que se quedara sin camiseta para que toda la plantilla recordara a Asenjo, el único ausente en la fiesta. Ya desatados, los jugadores estallaron con el "quien no bote madridista, es, es". Los más entregados, los canteranos. En primera fila, sintiéndose parte importante del éxito, los De Gea, Domínguez, Antonio López, Joel o Borja Bastón, fueron los encargados de animar a la parroquia rojiblanca.
Más tarde, en la sede de la Comunidad de Madrid, con Esperanza Aguirre de testigo, la historia se repitió con la Puerta del Sol como escenario de fondo. Ya ante muchos más seguidores, aunque con lamentables deficiencias en la megafonía, Camacho fue el que ejerció de Reina. Allí retumbó con fuerza Del Bosque c..., De Gea selección" y "Del Bosque c... Domínguez selección" y el "uruguayo, uruguayo". También hubo lugar para las chuflas: "Bota de oro, Perea Bota de Oro", o "Camacho, quédate". García Pitarch, el director deportivo, hizo amago de agarrar el micro, pero fue silbado por unos pocos y se lo pensó mejor. El presidente Cerezo no intervino.
Lo más emotivo, el colofón de esa larga espera, de esa militancia incondicional, independiente de triunfos o fracasos, estuvo en Neptuno, como siempre. Allí, los atléticos se reencontraron con su tradición más anhelada. 100.000 aficionados abarrotaban la plaza para ver a sus jugadores, con su capitán Antonio López a la cabeza, tomar la fuente. La prueba incontestable de que aquello no era un sueño, sino la realidad de lo que fue y de lo que debe ser el Atlético. La fiesta continuó en la intimidad en el restaurante El Paraguas. Ya de madrugada se trasladó a una discoteca. Allí, los jugadores se juramentaron para regresar a Neptuno en una semana con otra Copa muy distinta a aquella con la que brindaban a esas horas.