Xavi: uno manda y los demás obedecen
Se llama Xavi y se apellida Hernández. Huye de los escaparates donde se dirime quién es el mejor futbolista del mundo, pero cualquiera que aspire al cetro le quiere a su lado. Él es el rey del balón, el señor del juego

Xavi, perseguido por Gago.
Guardiola: Extraño y abrumado
El técnico del Barça marcó el partido. Mantuvo su habitual sistema pero, obsesionado con bachear las carreras de Cristiano, adelantó a Alves y empujó a Puyol hacia el lateral derecho. El cambio y la presión del Madrid aturullaron a los azulgrana y, por momentos, provocaron la desesperación del propio Pep en la banda.
Messi: Magia y compromiso
Tardó casi media hora en aparecer, y cuando lo hizo fue para marcar un gol que devolvió la confianza al Barça. Más que por su capacidad para desequilibrar cualquier partido, una cualidad archiconocida, exhibió una capacidad de sacrificio encomiable a la hora de defender, sobre todo en los contragolpes blancos.
Xavi: El amo
Como al resto de sus compañeros, le costó arrancar muchos minutos más de lo habitual. Ahora, cuando lo hizo, destrozó al Madrid a base de puñaladas a la espalda de la defensa. Y ya con los tobillos calientes, se adueñó del balón y dio su enésimo recital como amo y señor del fútbol.
Cristiano: Solo y desesperado
Encorajinado, apareció dispuesto a tumbar al Barça él solo. Dibujó tres carreras tremendas en las que no halló la complicidad de ningún compañero y fue apagándose. El gol de Messi le dolió como a nadie y su rostró dibujó una mueca eterna de desesperación.
Piqué: La pesadilla de Cristiano
De idéntica planta que el portugués, le tiene tomada la medida. En velocidad, el central sabe que no tiene nada que hacer, así que le achica los espacios hasta cerrarle todas la vías. Cara a cara, no se arruga nunca. Maneja bien otra ventaja: conoce al dedillo a Cristiano de la etapa en que ambos coincidieron en Manchester.
Gago-Xabi Alonso: Más golpes que caricias
Los dos centrocampistas del Madrid lideraron el achuchón inicial, si bien basaron la intimidación en un cúmulo de faltas antes que en la posesión de la pelota. La tarjeta amarilla que vio Xabi Alonso le obligó a moderar sus acometidas, y el control inicial fue bajando hasta diluirse.
Valdés: Seguro y sereno
En plena madurez, reivindica en cada partido su presencia con España en el Mundial de Suráfrica. Atento e inspirado, realizó un puñado de paradas con la firma de guardameta grande.
Casillas: Intranscendente
Su halo de santidad voló hace tiempo, y ayer no hubo milagro alguno. No se le puede reprochar nada en los goles -los delanteros se presentaron ante él con ventaja-, pero en otra época hubiera sacado una mano o un pie salvadores. Luego, ya con 0-2, sí evitó una goleada en un par de despejes de mérito
Pedro: La precisión humilde
El desparpajo tranquilo. Juega con idéntica pachorra en el filial azulgrana que en el clásico de todos los siglos. Y en todas circunstancias marca sin perdón.
Higuaín: La leyenda negra
Una mala noche. Seguirá viviendo bajo la sospecha de empequeñecerse en citas grandes como la de ayer.
Raúl-Guti: Amarga despedida
Pellegrini les buscó en el segundo tiempo para intentar la remontada. El centrocampista dio dos pases de libro y, como el resto, se diluyó. El capitán marcó, pero le anularon el gol por mano previa de Benzemá.