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Lunes, 17 de Diciembre de 2007

Los fármacos biológicos mejoran los tratamientos

La biotecnología ya supone el 25% del gasto sanitario español, sobre todo por su alto precio

VICENTE F. DE BOBADILLA ·17/12/2007 - 20:46h

AZPRENSA - Una fase del proceso de producción de medicamentos.

Hace años eran considerados ciencia ficción; en 1976, comenzaron a ser realidad, cuando se creó Genentech, que comercializó la insulina humana. Hoy, están ocupando un porcentaje cada vez mayor del gasto sanitario y son considerados la puerta a la medicina del futuro.

El informe Relevancia de la Biotecnología en España 2007, presentado por la Fundación Genoma España, ha dado cifras precisas: 320.000 españoles se han beneficiado en 2006 del tratamiento con catorce de estos fármacos, entre los que destaca el grupo de 153.000 pacientes diabéticos insulinodependientes.

Otras enfermedades que están recurriendo a la biotecnología son el cáncer colorrectal avanzado y el de mama metastático. En conjunto, el estudio estima que estos medicamentos ya están suponiendo “un consumo a nivel nacional de 918 millones de euros, aproximadamente el 25% del gasto farmacéutico del Sistema Nacional de Salud”.

Blancos específicos

Según José Luis Jorcano, director de la Fundación Genoma España, la clave de estos fármacos es que han sido creados para actuar contra un blanco específico, atacando “moléculas o rutas bioquímicas muy precisas”.

El auge de estos medicamentos tiene una doble cara, relacionada con su elevado precio. Si los biotecnológicos ocupan un porcentaje tan alto en el conjunto del gasto sanitario español, no es tanto por su utilización como porque algunos tratamientos, como el del cetuximab, alcanzan los 40.000 euros por paciente y año.

Al mismo tiempo, este coste los convierte en objetivo prioritario para laboratorios y compañías farmacéuticas, que están rastreando las empresas de biotecnología y las universidades en busca de moléculas prometedoras.

“Las posibilidades de negocio en biomedicina son enormes, eso lo sabemos todos, y meter un medicamento en el mercado significa una ganancia muy grande”, declara Jorcano. “Lo que también hay que tener en cuenta es que la atrición, es decir, el número de moléculas que se empiezan a investigar y fallan, es altísimo, por encima del 90%”.

¿Y dónde está España aquí? Según parece, apretando el acelerador. “Hemos empezado un poco tarde y desde una posición muy débil. Por suerte, está desarrollándose muy rápidamente. De los países occidentales, es probablemente el que más rápido está creciendo”, declara Jorcano.

De momento, esa inmadurez se traduce en una fuerte dependencia de la inversión pública, a la espera de que se interesen empresas “capaces de quemar algún millón de euros”, antes de ver resultados tangibles, que, en el caso del desarrollo de estos fármacos, pueden tardar hasta ocho años.

De lo que no hay duda es de que este campo sigue siendo una mina con abundantes vetas por explotar. La culminación del Proyecto Genoma Humano, donde se secuenciaron los aproximadamente 20.000 genes que forman nuestro ADN, ha sido el primer paso para la era de la proteómica, que deberá desentrañar la función de las proteínas activadas por esos genes y ver cómo pueden ser utilizadas para atacar enfermedades.

El ejemplo de la insulina para diabéticos

Los tipos de fármacos estudiados en el informe corresponden a las dos variedades más comunes: proteínas recombinantes y anticuerpos monoclonales. Los anticuerpos monoclonales fueron creados a mediados de 70 y su base son los anticuerpos de nuestro sistema inmunológico, que localizan y atacan a los que consideran organismos invasores o antígenos.

Por su parte, la más conocida de las proteínas recombinantes es la insulina, aprobada como medicamento en 1982 para alivio de millones de diabéticos, que antes debían tratar su enfermedad inyectándose insulina procedente del páncreas de vacas o cerdos, con los peligros de alergias y rechazos.