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Jueves, 13 de Diciembre de 2007

Revivir el Mar Muerto

Israelíes, jordanos y palestinos están de acuerdo en construir una vía de acceso que alimente el Mar Muerto desde el Mar Rojo, pero los ecologistas alertan de la pérdida de biodiversidad

EUGENIO GARCÍA GASCÓN ·13/12/2007 - 00:00h

Infografía: ÁLVARO VALIÑO

El Mar Muerto presenta numerosas peculiaridades, como el hecho de que es casi diez veces más salado que los océanos. Pero algunas de esas características son preocupantes de cara al futuro de esta pequeña reserva de agua salada, con sus 67 kilómetros de longitud y 18 de anchura, situado a casi 420 metros por debajo del nivel del Mediterráneo.

Sin duda, su problema más grave desde un punto de vista ecológico es la evaporación de sus aguas, una tendencia que se ha agravado recientemente y que preocupa a los países de la zona hasta el punto de que Jordania, Israel y la Autoridad Palestina se han puesto de acuerdo y han decidido llevar adelante una magna empresa para elevar el nivel del mar.

El proyecto, que se estudia desde hace algunos años y que las tres partes implicadas plasmaron por escrito en mayo de 2005, consiste en construir un canal que alimente al Mar Muerto con agua del Mar Rojo a través del desierto de Araba, de manera que se compense el agua que se evapora constantemente. Y es que el Mar Muerto es un destino turístico de primera al que nadie quiere dejar morir.

Sin embargo, esta idea ha chocado con las protestas de algunos grupos ecologistas, que proponen una revisión del proyecto en previsión de los desastres naturales que podría acarrear una obra de esta magnitud si se realiza apresuradamente y sin respetar las necesidades de esta zona tan especial.

El proyecto prevé transportar 870 millones de metros cúbicos anuales de agua desde el golfo de Aqaba, en el Mar Rojo. Para ello, el agua debería bombearse inicialmente a más de 100 metros de altura con el fin de salvar los accidentes orográficos del desierto de Araba.

Posteriormente, el líquido descendería 520 metros hasta llegar al Mar Muerto, una caída se aprovecharía para crear hasta 550 megavatios de energía eléctrica.

Desalinizadoras

Además, el agua salada del Mar Rojo sería desalinizada previamente en una planta que se construiría al efecto en Jordania. Todas estas obras crearían una gran cantidad de empleo, especialmente en Israel y Jordania.

Pero la organización ecologista internacional Amigos de la Tierra propone que se considere la alternativa del río Jordán. Históricamente, el Jordán ha sido el principal tributario del Mar Muerto, pero esta circunstancia ha cambiado sustancialmente en las últimas décadas debido a la interferencia del hombre.

Hasta los años cincuenta, el Jordán entregaba al mar Muerto 1.300 millones de metros cúbicos de agua anuales, mientras que, en la actualidad, sólo aporta entre 70 y 100 millones de metros cúbicos. El hecho de que tanto Israel como Jordania y Siria necesiten el agua del Jordán hace muy difícil que se concrete la alternativa propuesta por los Amigos de la Tierra. El Jordán es, a día de hoy, la única fuente de agua potable que alimenta a Jordania, Israel y los palestinos, al margen de algunos acuíferos subterráneos.

Al no contar con las aportaciones del Jordán, el nivel del Mar Muerto ha descendido de manera alarmante en los últimos años. En 1970, su nivel estaba a 395 metros por debajo del Mediterráneo, mientras que, este año, se encuentra a 419 metros. En ese periodo ha descendido 22 metros.

De hecho, el sector sur del mar Muerto se ha desecado casi completamente en ese periodo y en la actualidad es posible caminar por allí casi sin ningún impedimento.

Los expertos sostienen que el mar Muerto nunca llegará a desecarse completamente debido a su alto índice de salinidad, que es del 30% o sea, 8,6 veces superior a la salinidad media de los océanos. Esta circunstancia hace que ningún ser vivo pueda sobrevivir en sus aguas. Recientemente, sin embargo, los biólogos han encontrado microorganismos que, arrastrados por las lluvias torrenciales del invierno en los desiertos contiguos, consiguen sobrevivir durante algún tiempo en uno de los medios más hostiles del planeta.

Israelíes, jordanos y palestinos desean que el Banco Mundial financie la construcción del canal, pero este organismo ha dicho que no se implicará en el proyecto a menos que se garantice el respeto a las necesidades ecológicas de la zona.

 

Jean-François Richard

Jefe del proyecto en la Agencia Francesa de Desarrollo

El canal, ¿es una buena idea política pero mala en el ámbito medioambiental?

El medio ambiente es una realidad, pero también lo es que Jordania, Israel y Palestina tienen una terrible necesidad de agua potable a medio y largo plazo. Además, en el estudio de viabilidad del canal la precaución medioambiental es considerable, representa el 40% de su coste.

Se acusa al Banco Mundial de presentar el canal como la única solución posible...

El Banco Mundial siempre ha conversado con las partes implicadas; el canal no es una idea que haya salido de la manga del Banco Mundial. Ya sé que en Israel hay una corriente favorable a recuperar el río Jordán, pero creemos que es difícil que los agricultores y el resto de la población de Israel y Jordania acepten no tener agua en el grifo por razones medioambientales. Tampoco sé si los estados tienen ánimos para renunciar a desarrollarse en agricultura.

¿Habrá un cambio en la composición del Mar Muerto? ¿Puede afectar al turismo?

Sí, pero no creo que el turismo sea la actividad más preocupante. En el Mar Muerto la actividad principal es la extracción de sal de potasio. Hay que saber si el trasvase de agua del Mar Rojo puede causar problemas en esta industria.