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Martes, 13 de Octubre de 2009

Berlusconi quiere que los italianos le voten directamente

Su objetivo es dotarse de más poder para eludir de nuevo la acción de la Justicia

SANDRA BUXADERAS ·13/10/2009 - 08:00h

SANDRA BUXADERAS - Silvio Berlusconi.

Silvio Berlusconi acaricia la idea de reformar la Constitución para dotarse de más poder y blindarse aun más de la acción de la justicia.

El empeño del primer ministro italiano no es nuevo, pero cobra mayor urgencia ahora que el Tribunal Constitucional ha tumbado la ley Alfano, que le protegía de cualquier condena.

La pesadilla de Berlusconi es que los tribunales le condenen antes de que prescriban sus delitos, y el presidente de la República, Giorgio Napolitano, trate de forzar su dimisión.

Una de las opciones encima de la mesa, según el Corriere della Sera, es revolucionaria: se trata de dotar a su cargo de un sistema de elección directa por parte de los italianos, en lugar de someterse a una designación parlamentaria. Ganaría así una legitimidad popular mucho mayor que conllevaría nuevos poderes.

Una reforma impensable

En las democracias occidentales, la elección directa se reserva para los sistemas presidencialistas, como el de Estados Unidos, en los que el presidente es a la vez jefe de Estado y del Gobierno, o bien semipresidencialistas, como en Francia. En Italia, sin embargo, una reforma así implicaría dejar al primer ministro por encima del presidente de la República, que es elegido por el Parlamento, lo que resulta impensable.

Una reforma menos traumática y más coherente pero igualmente de enorme calado sería la de establecer la elección directa del presidente de la República. La propugnó ayer Vittorio Feltri, Il Giornale, el diario que pertenece a la familia Berlusconi. De esta manera, el primer ministro incluso podría alcanzar su viejo sueño de llegar a presidente de la República, pues podría esperar tener el apoyo de los italianos en las urnas.

Más inmediata es la reforma de la Justicia que planea Berlusconi. Más allá de las posibilidades de acortar los plazos de la prescripción de delitos, estudia separar las carreras de jueces y fiscales, de forma que los segundos dependan del Ministerio de Justicia, lo que aumentaría el control del Gobierno sobre ellos.