Archivo de Público
Sábado, 3 de Octubre de 2009

Bienvenido, Mister Armstrong

Espacio. El 6 de octubre de 1969, los astronautas Armstrong, Aldrin y Collins llegaron a Madrid para vivir uno de los episodios más peculiares de la historia de la carrera espacial

MANUEL ANSEDE ·03/10/2009 - 08:00h

El 29 de septiembre de 1969, muchos madrileños se encontraron con un extraño póster en su bar cuando fueron a tomar los churros. Los astronautas Edwin Aldrin, Michael Collins y Neil Armstrong aparecían vestidos con traje de luces, muleta y montera en mano, con la leyenda: "Primeros espadas de la Luna".

Era el anticipo del que iba a ser uno de los episodios más surrealistas de la carrera espacial. La revista La Actualidad Española publicó el cartel con motivo de la inminente visita de los tres estadounidenses, que poco más de dos meses antes habían clavado la bandera de su país en el satélite de la Tierra. La imagen de los astronautas toreros era un descarado fotomontaje, pero la realidad superó holgadamente a la ficción. Diez días después, los estadounidenses acabaron con la montera puesta.

La noche del 6 de octubre, el trío de selenitas aterrizó en el aeropuerto de Barajas a bordo de un Air Force One. Armstrong, el primero que pisó la Luna, también fue el primero en salir del avión. Al atravesar la puerta de la nave se encontró con una escena digna de la película Bienvenido Mister Marshall: miles de personas abarrotaban el aeródromo.

En su camino hacia la sala de visitantes ilustres, no dejaron de "recibir a su paso las aclamaciones del público congregado, que por doquier les lanzaba granos de arroz, como expresión romántica de su luna de miel con la técnica astrofísica", según informó el día siguiente el diario La Vanguardia Española.

"Con el descubrimiento, Cristóbal Colón hizo posible la conquista de la Luna", aseguró el nodo

El Gobierno de Franco se volcó con sus invitados, en su afán por reforzar su relación con el presidente estadounidense Richard Nixon, asediado por las multitudinarias manifestaciones contra la guerra de Vietnam que se estaban organizando en su país. Armstrong, en el propio aeropuerto, se encargó de agradecer el gesto. "Somos portadores de cordiales saludos del presidente Nixon para España, y de su sincero agradecimiento, que compartimos, por la magnífica cooperación de los componentes técnicos españoles a nuestro programa espacial", subrayó el comandante de la misión Apolo 11.

El discurso de Fraga

No eran palabras huecas. Las estaciones de la NASA en España Fresnedillas de la Oliva, Robledo de Chavela y Maspalomas desempeñaron un importante papel desde las afueras de Madrid y la isla de Gran Canaria en la misión estadounidense, y Armstrong lo destacó sin medias tintas: "Sin las vitales comunicaciones mantenidas entre el Apolo 11 y la estación Apolo, en Madrid, podemos afirmar que nuestro aterrizaje en la Luna no hubiera sido posible". Y empujado por las palabras del astronauta, el régimen franquista intentó hacer suya la hazaña.

"Franco era un hombre muy frío, pero supo estar a la altura de las circunstancias", recuerda ahora Manuel Fraga

La noche de su llegada, el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, ofreció un banquete a los astronautas. A los postres, el hoy senador del Partido Popular pronunció un abigarrado discurso. "España, promontorio espiritual de Europa, proa avanzada del alma continental, es el umbral natural de Europa, nexo y soldadura espiritual de tres continentes, momento clave en el existir histórico del mundo, de este mundo, de este planeta que vosotros habéis contribuido a unificar, a hacer más apretado, más compacto y solidario", arrancó Fraga, mientras Armstrong, Aldrin y Collins daban cuenta de un helado bautizado Apolo 11.

Los astronautas estaban cansados del viaje y sorprendidos por la efusividad del recibimiento. En Barajas, la muchedumbre había roto el cordón de seguridad y se volcó contra una vitrina de cristal, que saltó en pedazos e hirió a una mujer y un niño. Pero Fraga continuó, intentando devolver la épica a su visita y recordando que si Cristóbal Colón no hubiera descubierto América, los estadounidenses no podrían haber llegado a la Luna.

"España dio a Europa anchura espiritual mayor para su vuelo, al incorporarle vuestra América mediante una síntesis más de las que fraguaron lo hispánico. De aquí, un día, hace 400 años, en la alborada estremecida e incierta de un tiempo nuevo, zarparon las carabelas de Colón para romper el techo del mundo y sembrar el prodigioso futuro", declamó el ministro franquista para, acto seguido, pedir permiso para alzar su copa en homenaje a la hazaña espacial.

"No sabían ni dónde estaban, porque habían estado en 17 sitios antes", asegura el ex director de la NASA en España

La misma idea se repitió machaconamente los días siguientes en el nodo. El noticiario, que se proyectaba antes de las películas en todas las salas de cine de España, informó de la ofrenda floral realizada por los astronautas en la estatua de Colón en Madrid, pero con la retorcida visión oficial. "Armstrong, Aldrin y Collins depositan una corona de flores a los pies del monumento al gran almirante de Castilla, que hizo posible con la hazaña del descubrimiento esta nueva hazaña de la conquista de la Luna vivida por ellos", proclamaba la voz de Matías Prats.

"Contribuyó a mejorar las relaciones con EEUU"

40 años después, Fraga recuerda aquella visita como un peldaño más en su estrategia de sacar a España "del aislamiento en el que estábamos por la mala fe de muchos y la falta de reacción de otros". Y, según explica a Público, "contribuyó a mejorar las relaciones con EEUU". Fraga, que había sido años antes embajador en Londres y se manejaba con fluidez en inglés, hizo de traductor cuando los astronautas fueron a visitar a Franco al palacio de El Pardo, en las afueras de Madrid.

"Fue una conversación normal, en la que no se habló de política. Franco era un hombre muy frío, pero supo estar a la altura de las circunstancias", opina Fraga, que sigue insistiendo en que "nosotros [los españoles] fuimos los descubridores de un nuevo continente y, como es natural, los astronautas hicieron una ofrenda floral a Colón".

La luna y América, según Luis Ruiz de Gopegui

Otro de los invitados a la recepción de Armstrong, Aldrin y Collins fue el físico Luis Ruiz de Gopegui, entonces director de la estación de la red de la NASA de seguimiento de naves tripuladas en Fresnedillas de la Oliva. Gopegui, de 80 años, se acuerda del hincapié hecho por el régimen para asociar el viaje transatlántico de Cristóbal Colón a la conquista de la Luna. "Pero, evidentemente, no había tal relación, porque si Colón no hubiera existido, habría llegado a América Perico el de los palotes", zanja.

Sin embargo, no cree que la visita fuera un acto exclusivamente político: "La aventura espacial estaba muy por encima de la política, y todo el mundo consideró que era un agradecimiento a la buena labor de los científicos españoles".

Ruiz de Gopegui recuerda que, cuando llegaron los astronautas, "no sabían ni dónde estaban, porque habían estado en 17 sitios antes" y había tanta gente que sólo pudo acercarse a ellos y darles la mano, pese a que su labor fue fundamental, según Armstrong, para el éxito de la misión. "Todo Madrid estaba en la calle, era como si hubiera venido Cristiano Ronaldo", bromea. De aquel apretón de manos, el físico español sólo recuerda que no sintió "nada especial".

Tras el homenaje a Colón, cuando los astronautas daban por finalizados sus actos en España, llegó el momento más rocambolesco de su estancia en Madrid. Al regresar al hotel, Armstrong, Collins y Aldrin se toparon con los toreros Antonio Bienvenida, Paco Camino y Santiago Martín, El Viti, que les estaban esperando para entregarles tres trajes de luces. El acto, organizado por el semanario La Actualidad Española, estuvo a punto de fracasar por la estupefacción de los astronautas, que no podían creer lo que estaba ocurriendo.

Armstrong, ruborizado

"El primer hombre que pisó la Luna recibió el regalo, y alguien le instó a que se colocara la montera; Armstrong se opuso unos instantes, pero al final cedió, un tanto ruborizado se colocó finalmente la prenda de cabeza" contó ABC en su edición del 8 de octubre. A continuación, Paco Camino y El Viti ofrecieron sus trajes a Aldrin y Collins, emulando el gesto típico de la alternativa, la ceremonia en la que un torero novato adquiere la categoría de matador de toros.

El mismo diario madrileño detallaba la importancia del regalo. Los ternos eran color malva y oro, grosella y oro y verde y oro, respectivamente, y habían sido utilizados por los espadas en sus últimas corridas. Los estadounidenses, todavía con cara de pasmo, agradecieron el regalo a los toreros. "Gracias por este regalo tan hermoso; sabemos que tiene un gran valor sentimental para ustedes, a quienes admiramos como hombres de valor", dijo Armstrong.

La mañana siguiente, con los trajes de luces en sus maletas, los astronautas de la NASA se dirigieron de nuevo al aeropuerto de Barajas, rumbo a París. Entre pancartas y banderitas estadounidenses, el trío se despidió personalmente de todos los policías motorizados que les escoltaron en Madrid. El diario La Vanguardia Española, en su edición del 9 de octubre, recalcó que la estancia en España de los primeros hombres que pusieron el pie en la Luna había durado dos días, por lo que fue la más larga de todas las programadas en su viaje de buena voluntad por 24 países del mundo. La más larga y, posiblemente, la más esperpéntica.