Accionistas veteranos y muy fieles
El 40% de los inversores tiene más de 55 años. Son más reacios a vender sus títulos y utilizan menos los fondos de inversión
“No le voy a poder atender, estoy muy sordo”, dice José María Puig Morell, de 104 años, al teléfono desde su casa en Sóller, en la isla de Mallorca. Puig no es un accionista cualquiera: heredó sus títulos del BBVA hace ya 40 años. Su padre los compró cuando el Banco de Sóller, del que fue presidente, fue adquirido por el Hispano.
Posiblemente, Puig es uno de los accionistas más veteranos de la bolsa española. Tanto que en agosto pasado, el presidente de BBVA, Francisco González, se desplazó hasta su domicilio para agradecerle personalmente su confianza.
Puig es uno más de los 4 millones de inversores que participan de forma directa en las empresas que cotizan en la Bolsa española. El resto (otros 4 millones) lo hace a través de herramientas indirectas, como los fondos de inversión, cuyo peso (en lo que se refiere al valor de sus participaciones) está creciendo progresivamente en detrimento de los particulares que invierten de forma directa, según afirma Pedro Saá, director de la consultora Georgeson, dedicada a la comunicación de las compañías con sus accionistas.
Capitalismo popular
En 2005 (último dato disponible), las familias controlaban directamente el 23,6% del capital de las empresas cotizadas. La cifra está muy alejada de su récord, el 35,1% de 1998, en plena explosión del llamado capitalismo popular de la pasada década, surgido tras la oleada de privatizaciones de empresas públicas como Repsol YPF, Telefónica o Endesa.
Según Bolsas y Mercados Españoles (BME), es previsible que, cuando se conozcan los datos de 2006, en marzo próximo, vuelva a caer el peso de la inversión directa de los particulares. Santander Investment ya ha avanzado un cálculo: según esta gestora de inversiones, el porcentaje está ya en torno al 19%, más cerca de la media europea, que es del 14,7%. Las instituciones de inversión colectiva concentran ya más del 40% de las acciones de las empresas cotizadas españolas.
La excepción
La única excepción, según apunta un experto en mercados bursátiles (no hay datos oficiales al respecto), son los accionistas de mayor edad. Los mayores de 55 años, que suponen el 41% del total de pequeños inversores, son bastante más reticentes a invertir de forma indirecta.
También son bastante más conservadores a la hora de cambiar su cartera de valores, un rasgo opuesto al inversor español medio: éste, según apunta Gioluio Pediconi, director de ventas de la consultora Sodali, es, por lo general, “fiel a la bolsa, más que a compañías concretas”.
Entre los motivos para la disminución del peso de los particulares, el holding bursátil apunta la opinión generalizada entre los minoritarios de que sus intereses no están adecuadamente protegidos, a pesar de que su opinión es, muchas veces, crucial para el éxito de una operación, como la reciente compra de Endesa por parte de Acciona y Enel.
El pequeño inversor es “el que siempre se queda pillado cuando hay un bajón del valor”, apunta el responsable de ventas de Sodali. Pediconi, italiano afincado en España, asegura que el inversor español es “mucho más participativo en las juntas de accionistas que en el resto de Europa, a excepción de Inglaterra”.
Retrato robot de los inversores españoles
Sólo un 2% de los accionistas tiene menos de 35 años: El grupo predominante entre los accionistas minoritarios (57%) es el de quienes tienen entre 35 y 55 años. Apenas un 2% del total tiene menos de 35 años, según un estudio encargado por la Fundación para el Desarrollo Económico y Social.
Mayoría de los inversores de clase alta o media alta: Entre los pequeños inversores predominan los ciudadanos más pudientes. Seis de cada diez accionistas son de clase alta o media-alta; y algo más de tres de cada diez pertenecen a la clase media. Los de clase baja apenas representan el 8% del total.
Más hombres que mujeres y buen nivel de estudios: El 58% de los minoritarios mayores de 18 años son hombres (en esa franja de edad, el 49% de la población española es masculina). En cuanto al nivel de formación, el 27% tiene estudios universitarios, frente al 10% de la población.
Selectivos y con experiencia dilatada en la bolsa: Dos de cada tres inversores domésticos son propietarios de acciones desde hace más de seis años, lo que, según BME, indica que hay pocos accionistas oportunistas. Su cartera está muy concentrada: invierten en una media de 1,7 sociedades.
Las regiones más ricas son las que más se animan a invertir: La mayoría de los minoritarios (el estudio elaborado por la consultora Metroscopia para Fundes no lo cuantifica) viven en Catalunya, Madrid, País Vasco y Navarra y se concentran principalmente en zonas urbanas y metropolitanas.
Poco aventureros y con vocación de permanencia: Sólo el 16% de los inversores domésticos busca la rentabilidad inmediata; la mayoría, el 60%, persigue la revalorización en el tiempo de su inversión. Otro 15% dice aspirar a ambos objetivos por igual cuando recurre a la bolsa.