Que me llevo mi museo...
Carmen Cervera amenaza con trasladar su colección, si prospera la reforma Prado-Recoletos

La baronesa antes de la rueda de prensa.
Agarro mis cuadros y me los llevo. Con algo así amenazó ayer la baronesa Thyssen, Carmen Cervera, vicepresidenta de la fundación del Museo Thyssen-Bornemisza. Sigue sin gustarle la reforma del eje Prado-Recoletos que presentó el Ayuntamiento de Madrid el lunes, después de haberla modificado. Cree que formará una "autopista" de cinco carriles frente a su museo y deteriorará su colección. La pataleta de protesta contra el proyecto se tradujo en una multitudinaria rueda de prensa: "Si la situación se mantiene, este museo tendrá que estar en otro sitio de Madrid", advirtió.
Lo inaceptable de la reforma para Tita Cervera es que pasará todo el tráfico frente al museo. Ve "imposible reducir el paso de vehículos en un 30 %". "No puedo quedarme tranquila cuando nos van a poner una marea de coches delante del museo", dijo.
Perjudica a los visitantes
La baronesa cree que concentrar los coches junto al Thyssen perjudicará a los visitantes: "No podrán aguantar el ruido" y lamenta el trato de favor al museo del Prado o el Hotel Ritz -en el lado opuesto del paseo - que ganan en la reforma una amplia zona peatonal.
Tampoco le convence el arbolado. Los árboles que se plantarán sólo beneficiarán al tráfico rodado. "Será un desierto", se queja. "Habrá que esperar 40 años para cobijarse bajo la sombra de los nuevos árboles". Presentará nuevas alegaciones al proyecto. Las obras de mudanzaCervera sólo podría trasladar su colección privada, lo que supondría vaciar el nuevo edificio. El resto, perteneciente al barón ya fallecido, depende del Estado. La de la baronesa es un batiburrillo que cruza las edades del arte: desde antiguos maestros holandeses hasta pintura americana de la época de la conquista del Oeste, pasando por Juan Gris, Gauguin o Pisarro. No son despreciables, pero tampoco un corpus coherente.
Complementa la de su esposo, centrada en grandes clásicos, pero existen dudas de que cumpla ese papel. La misma Cervera declaró que compraba "un poco a impulsos" y se nota en la colección. Si se la llevara, el Thyssen sufriría, pero no tanto: quedaría como cuando llegó a Madrid con su colección original, una de las más valiosas aunque también más discutidas del mundo. Eso sí, los pintores que ha coleccionado la baronesa no son fáciles de encontrar en otras colecciones públicas españolas.
Cuatro metros más de acera
Cuatro metros más de acera, un nuevo paso peatonal más ancho para viandantes y una reducción del tráfico ante el Museo Thyssen Bornemisza de 35.000 coches diarios son los cambios prometidos por el proyecto municipal. No se tocará el arbolado y no habrá más carriles. Con estas ventajas para el museo, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, creía haber limado asperezas con la baronesa. El proyecto salió a concurso hace cinco años, lo ganó el arquitecto portugués Alvaro Siza y tras casi un millar de alegaciones ha tenido que replantear la propuesta. También hará declaración de impacto ambiental. No pensó que Carmen Cervera seguiría empuñando el hacha de guerra en defensa del arbolado del Paseo del Prado.
El equipo técnico se ha reunido varias veces con el patronato y les ha formulado una propuesta de la que no se ha obtenido respuesta", dijo el alcalde en la presentación.Concretamente, en el tramo entre las plazas de Cibeles y Cánovas del Castillo, más conocida como Neptuno, se pasarán de los tres metros actuales de aceras a siete.
Para la zona central, el Ayuntamiento aumentará el espacio peatonal. Pretenden así recuperar el Salón del Prado y concentrar la mayor parte del tráfico rodado en el lado occidental (el del Museo Thyssen). Del otro lado quedará la zona peatonal.Los 690 árboles que estaba previsto talar finalmente se quedarán. Plantarán 2.273 nuevos ejemplares.
El Ayuntamiento calcula que el tráfico en todo el proyecto se reducirá en 34.846 vehículos diarios. La Comunidad de Madrid replicó que al disminuir el número de carriles "sin ofrecer alternativas" se generará un problema de movilidad. Propone un túnel bajo el paseo.
El espacio de la discordia entre Gallardón y la baronesa forma parte de un proyecto que, bajo el nombre de Prado-Recoletos, reformará los casi dos kilómetros que separan la estación de Atocha de la plaza de Colón.
El ministro apoya lo que beneficie al museo
El ministro de Cultura, César Antonio Molina, comprende las quejas de la baronesa. Concretamente, manifestó ayer que el departamento que dirige "entiende el malestar" expresado por Carmen Cervera sobre la remodelación del eje Prado-Recoletos propuesta por el Ayuntamiento de Madrid. Por ello, el titular de Cultura espera que la reordenación de ese espacio, presentada el lunes, no se lleve a cabo sin alcanzar un acuerdo con el Museo Thyssen.
En todo caso, el ministro de Cultura señaló a Efe que en el interés del Ministerio "estará siempre lo que resulte más beneficioso para el Museo Thyssen". Así se pronunció Molina tras la amenaza de la baronesa Thyssen de llevarse el Museo a otro lugar con menos tráfico si el proyecto municipal prospera.
¡Salvad los árboles!
Guerra abierta en 2006: en abril del año pasado, la baronesa inició su cruzada contra la remodelación. Entonces izó la bandera ecologista y amenazó con atarse a uno de los árboles centenarios que se preveía talar.
Encadenada a un árbol: en mayo de 2007, escenificó sus quejas. Se encadenó simbólicamente a uno de los árboles del Paseo del Prado para reclamar que no se talara ninguno.
El apoyo de la comunidad: tras sus protestas, Cervera dijo contar con el compromiso de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, de que no se talaría ningún árbol.