La UE amenaza con llevar a los tribunales la guerra del gas
Disputas por las rutas mantienen cerrado el grifo hacia los 18 países afectados

G. garanich/reuters - Un operario mira ayer un compresor de gas en el enclave ucraniano de Orlovka. Rusia acusa a Ucrania de no dejar pasar el gas.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, amenazó ayer con llevar a las empresas Naftogaz y Gazprom a los tribunales por el retraso "inaceptable e increíble" en el bombeo de gas hacia los 18 países europeos afectados.
"Si el acuerdo patrocinado por la Unión Europea (UE) no se cumple, la Comisión recomendará a las compañías perjudicadas llevar el asunto a los tribunales" declaró Barroso en Estrasburgo, durante una sesión del Parlamento Europeo ensombrecida por la impotencia de los países del Este, que exprimen al máximo sus reservas de gas.
"Rusia y Ucrania no pueden verse como socios fiables", advierte Barroso
La amenaza, compartida por la presidencia checa de la UE, eleva el tono de los mensajes enviados desde Bruselas, pero tiene un difícil cumplimiento.
Son las empresas energéticas las que tienen el derecho a querellarse y "guardan sus contratos bajo llave", asegura una fuente comunitaria, que reconoce que "la crisis ha llegado a un punto muerto sin que la UE pueda hacer mucho más".
¿Por qué no llega el gas a los 18 países afectados? La elección de la ruta para restablecer el suministro está en la base de las últimas acusaciones mutuas entre la compañía rusa Gazprom y la ucraniana Naftogas.
La crisis está en un punto muerto sin que la Unión pueda hacer mucho más
Mientras el monopolio ruso Gazprom asegura haber enviado 98 millones de metros cúbicos de los 300 habituales, los observadores europeos han certificado que el gas no circula hacia sus destinatarios.
Ucrania, por su parte, culpa a Moscú de haber abierto el grifo sólo en uno de los puntos de envío, que el país usa también para distribuir su gas en territorio nacional.
El director general del consorcio ucraniano Naftogaz, Oleh Dubina, pidió a Rusia que use otros dos conductos por los que actualmente no circula combustible. "No podemos dejar a nuestras regiones sin gas", justificó Dubina, a lo que el primer ministro ruso, Vladimir Putin, respondió desde Moscú recordando que "ése es un problema del país de tránsito". "Hemos abierto el grifo y estamos listos para suministrar gas, pero al otro lado el grifo está cerrado", insistió Putin en presencia de sus homólogos eslovaco, búlgaro y moldavo, con los que se reunió para tratar la situación.
Países rehenes
Durante la conversación, el primer ministro de Bulgaria, Sergei Stanishev, recordó a Putin que "el mayor riesgo para Rusia y Ucrania es el de la confianza. La pelea no debería convertir a terceros países en rehenes".
En el mismo sentido se pronunció Barroso, que apadrinó el consenso creciente en la UE para dar un giro a la política energética con el fin de depender menos del gigante ruso, del que importa un 25% del gas que se consume en la UE, el 80% a través de Ucrania.
"Si el acuerdo no se respeta, significa que Rusia y Ucrania no pueden seguir siendo considerados como socios fiables", advirtió Barroso.
El presidente de la Comisión se mostró dispuesto a aprender la lección de la última crisis del gas, que estalló en 2006 por idénticos motivos, pero tras la que los 27 no lograron avances en la diversificación de fuentes y proveedores.
La situación se convierte, a medida que pasan los días, en un callejón sin salida para Serbia, Moldavia, Bulgaria o Eslovaquia. Este último país anunció que sólo tiene reservas de gas para 11 días, tras los cuales se verá obligado a tomar "medidas excepcionales", según su primer ministro, Robert Fico. Las nuevas restricciones se sumarían a la suspensión de la actividad en 1.000 empresas decretada por el Estado de emergencia que el país mantiene desde el pasado día 6.
La población de los países más afectados lleva dos semanas experimentando restricciones en la calefacción y el cierre de las escuelas.