La Voz de Sinatra y el Ego de Bono

Bono, cantante de U2.
Ayer, Bono –el de U2– se estrenaba como columnista semanal de la edición dominical del New York Times. “Sinatra y un nuevo año”, tituló su pieza inaugural; un texto decente, bien hilado, apuntalado con rítmicas aliteraciones pop, y esa clásica estructura resultona que va de la pincelada suelta de la crónica de ambiente al trazo más preciso de la reflexión.
Cuenta Bono en su primera colaboración pagada para el NYT su noche de fin de año en un bar dublinés, reflexiona sobre el devenir de la economía irlandesa, alaba las virtudes aterciopeladas de la Guinness y se deja embriagar por la música de fondo: el My Way de Frank Sinatra, que, de pronto, todos los parroquianos comenzaron a cantar a voz en cuello. Muy de copla de la Piquer, pero con Sinatra en vez de Suspiros de España.
Tras esa primera parte etílica y conmovedora, Bono deja la chusma para refugiarse en el salón de su casa, descorchar un buen vino y abandonarse a su placer preferido: él mismo. Porque aunque pareciera que su teoría sobre Sinatra y la evolución de las voces cantantes a través de la experiencia quiere ser un homenaje al gran Frank, no es más que una excusa para recordarnos que él grabó un dueto con Sinatra, estuvo en su casa de Palm Spings y no paró de hacerle preguntas inteligentes. Así se ve Bono: como una maravilla (seglar). Y esto ha sido sólo el principio de una larga carrera.