Montilla garantizó a ERC no ceder con la financiación
El rechazo del Govern al documento de Solbes dificulta el acuerdo rápido que buscaba Zapatero

EFE - El presidente de la Generalitat, José Montilla.
Todo parecía encarrilado para un acuerdo rápido sobre la financiación autonómica. Después de desbloquear algunos aspectos personalmente con José Montilla en la Moncloa, José Luis Rodríguez Zapatero había conseguido atraerse al resto de presidentes autonómicos, incluso a los del PP, con su nuevo modelo. Pero el contundente documento enviado el viernes por el tripartito catalán a Madrid obliga a cambiar el guión. El acuerdo tendrá que esperar.
Después de algunos titubeos, el Govern exhibió el viernes una dureza inusitada que se forjó en una reunión entre José Montilla y el presidente de ERC, Joan Puigcercós, el 31 de diciembre. En ella se llegó al acuerdo "tácito" de que el tripartito no cederá y en ningún caso firmará un acuerdo que no respete "al 100%" la letra y el espíritu del Estatut.
El mandatario catalán constató en primera persona que Esquerra no está en disposición de transigir un ápice y que una posible división con el PSC sobre la aceptación o no del acuerdo implicaría la convocatoria "automática" de elecciones. Y otro final abrupto del tripartito daría muchas opciones a Artur Mas, de CiU, de ser por fin president.
Desde el PSC se admite que "en un gobierno es lógico ir juntos hasta el final" y de ahí "el esfuerzo por conseguir una postura conjunta" reflejada en el documento del viernes.
Así pues, el Govern se ha conjurado para actuar unido. Bien sea para decir sí a Zapatero y rebatir entonces juntos las críticas de una CiU que ya se ha descolgado (dejando la llave del pacto en manos de ERC). Ayer mismo Felip Puig dijo que la propuesta de Solbes era "ilegal". O bien para decir no y afrontar las consecuencias. ¿Cuáles? Según fuentes del Govern difícilmente cuajaría un pacto de financiación sin Catalunya, que ha actuado "de palanca". Llegado el caso confían que Zapatero se viera forzado a poner "el marcador a cero", aunque no todo el mundo es tan optimista. ICV cierra filas sin dudar pero muestra cierta preocupación por la "dureza" que ERC imprime al Govern.
El pedigrí del negociador
Montilla no tiene, como sus socios, ganas de decir no. Pero no dará el sí "por algunos millones más", como ha evidenciado el PSC en sucesivos órdagos al PSOE. El nivel de exigencia en su electorado es menor que el de ERC, más cuando al otro lado de la mesa está Zapatero. Pero a la presión de los socios se le añade la del sector catalanista del PSC, cuya cara visible es precisamente el conseller de Economía, Antoni Castells, que se juega mantener ese pedigrí. Aún queda, pues, mucha tela por cortar.