Buster Keaton y García Lorca, tan surreales
Una editorial rescata una pieza breve que Lorca escribió para la revista Gallo en 1928 en la que hace un particular homenaje a Buster Keaton

Si este libro se hubiese montado en rojo y negro, en vez de en verde y negro, tendríamos entre las manos uno de los últimos suspiros estéticos de la propaganda soviética. Pero como no ha sido así, lo que tenemos delante de nuestros ojos es una maravilla ilustrada de la pieza breve El paseo de Buster Keaton, que Federico García Lorca publicó en la revista Gallo, en Granada, en 1928. Manuel Flores es el ilustrador que reconoce ciertas referencias a El Lisitski a la hora de simplificar, de recortar, de aportar sencillez a uno de los escritos más surrealistas del poeta granadino. Y es cierto que al powerpoint le sienta muy bien el tono surreal. Sí, powerpoint: Flores explica que se ha pasado horas y más horas delante del ordenador hasta conseguir estas figuras esquemáticas, que dan vida a la farsa breve dedicada a Buster Keaton, aquel niño anunciado por sus propios padres en los espectáculos como “el estropajo humano”. “Me he olvidado del lápiz y la goma”, apunta el ilustrador.
Es un “diálogo tiernísimo”, como lo calificó Lorca cuando escribió a su amigo Melchor Fernández Almagro. “Hago unos diálogos extraños, profundísimo de puro superficiales, que acaban todos ellos con una canción”, algo que él mismo describía como poesía pura y desnuda. Incluso llegó a subrayar que eran “más universales” que el resto de su obra. El absurdo potencia las situaciones que tienen como punto de partida a Keaton, quien, con un puñal de madera, mata a sus cuatro hijos y acto seguido monta en bicicleta para disfrutar de clima y naturaleza. Ese mundo desconcertante adquiere nuevos tintes constructivistas gracias al powerpoint manejado por Flores. “Al final, no son más que dibujitos”, comenta para quitar hierro a la paradoja.
Esos ojitos tristes
“Busterkitonianos”, que dice Vicente Ferrer, el editor, al referirse a los dibujos de Flores, maniáticos, meticulosos, a base de “cuadraditos y redondeles”. Federico vio en los ojos de Keaton infinita tristeza. Y Manuel Flores los ha llenado de melancolía, con pequeñas pinceladas de ordenador.
La editorial Media Vaca, encargada de aprovisionar las estanterías de libros para grandes y pequeños, de libros en los que caben algunas de las cosas más pequeñas del mundo, ha elegido el mejor trabajo para celebrar sus diez años de vida. Entre sus pequeñas joyas figura el reciente Premio Nacional de Ilustración, Arnal Ballester, que inauguró un nuevo concepto de edición con el libro No tinc paraules.