Brasil, la nueva superpotencia de América
De Latinoamérica al mundoBrasil acabó 2008 con un golazo marcado por el presidente Lula y su equipo. La visita a Río de Nicolas Sarkozy y presidente cerró con llave de oro un año de mucho trabajo para la diplomacia brasileña

Brasil acabó 2008 con un golazo marcado por el presidente Lula y su equipo. La visita a Río del presidente de Francia Nicolas Sarkozy y presidente de turno de la Unión Europea, cerró con llave de oro un año de mucho trabajo para la diplomacia brasileña. Trato preferente con la UE. Y acuerdo militar con Francia de alto nivel.
Sarkozy: "Nadie resuelve problemas hoy sin Brasil"
Algunos días antes, la Costa do Sauípe, en el estado de Bahía, fue testigo de cuatro encuentros internacionales que reunieron a 29 jefes de Estado de Latinoamerica y Caribe. Las dos novedades (ausenca de países no latinoamericanos y presencia de Cuba) fueron fruto de un largo anhelo de Brasilia: Latinoamérica para los latinoamericanos. Ni España ni Estados Unidos ni Portugal, deberína, a ojos brasileños, diseñar el futuro de la región.
Hueco entre los grandes
Recién llegado a Rio, el presidente Sarkozy (defensor de la incorporación en el G8 de Brasil), reiteró la importancia de la presencia brasileña en las grandes cuestiones mundiales. "Nadie resuelve problemas hoy sin Brasil", matizó Sarkozy. Y es que desde que asumió la presidencia de la República en 2003, Lula trabaja obstinadamente para hacer de Brasil un país con voz y voto internacionales. Primero se convirtió en líder indiscutible de los países agrícolas en la rueda de Doha. Después como cabecilla del G 3 que fundó junto a Sudáfrica e India. Y, principalmente, ejerciendo de líder latino frente al despiadado Tío Sam.
De Latinoamerica al mundo
La inclusión de Cuba en el Grupo de Río en la multicumbre de Sauípe, fue un mensaje claro a los estadounidenses. "Aunque nada hubiera pasado aquí, la reunión ha valido la pena solamente por haber aprobado el regreso de Cuba", dijo Lula.
"No hay dudas de que se trata de excluir los EEUU"
Los vecinos del norte, tras las cumbres, no tardaron en captar el recado. "No hay dudas de que se trata de excluir los EEUU", dijo al New York Times Peter Hakim, presidente del Inter-American Dialogue.
La habilidad de Brasil reside en haberse aprovechado del vacío dejado por las grandes potencias en Latinoamerica, en especia por Estados Unidos. Y, sobre todo, del rancio sabor a neocolonialismo dejado pro las inversiones del primer mundo y por el reguero de desigualdades creadas.
Europa perdió el son del giro político que Latinoamérica dio hacia la izquierda en la última década. Supo unir el hundido Mercosur (incluso empuja con fuerza la creación de una moneda única para la región). Se aproximó a Bolivia y Venezuela, a pesar de los rifirrafes políticos con Hugo Chávez y Evo Morales. Y el nacimiento de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en diciembre de 2004, tuvo un claro sabor brasileño.
Números que cuadran
Pero, equilibrismos diplomáticos a parte, el verdadero "as en la manga" de Brasil son los números. Viento en popa para su economía pura y dura. Pese a la crisis mundial, el escenário económico brasileño es el más favorable de los últimos tiempos: economía estable, inflación controlada, moneda fuerte, consumo acelerado, altas tasas de empleo, reservas que ultrapasan a los 200.000 millones de dólares. Mientras la economía del mundo se contrajo en 2008, Brasil lució un enviadiable 6,8% de crecimiento en el tercer trimestre.
El resultado es fruto, entre otras, cosas, de una mejora en el investiment grade (nota que las agencias de clasificación de riesgo atribuyen a los países con economía fiable).Standard & Poors calificó el pasado abril a Brasil como país seguro para los inversores extranjeros.
La costura diplomática brasileña la hacen dos hombres del equipo de Lula, que acompañan al presidente desde 2003. El primero, Celso Amorim, ministro de Asuntos Exteriores. El segundo, el asesor para Asuntos Internacionanes, Marco Aurélio Garcia, todo un mago de los equilibrismos diplomáticos.
Por otro lado, el guardián del "as bajo la manga" de la estabilidad económica, no es otro que Henrique Meirelles, presidente del Banco Central do Brasil. Criticado por los empresarios brasileños y compañeros de gobierno de Lula por practicar una política monetaria conservadora y mantener las tasas de interés más altas del mundo, Meirelles es el responsable de que la inflacción haya dejado las cifras de dos dígitos hace unos años (6,65% en 2008).
Cómo esquivarla tormenta
Gracias a la dura política de Meirelles, según todos los analistas, Brasil logró un envidiable cuadro macroeconómico. Cuando los bancos americanos y europeos empezaron a caer como piezas de domino, Brasil presumió de la estabilidad de su economia domestica y de su sistema bancário. Hasta el punto que Lula se atrevió a pronunciar que "la tsunami económico de Estados Unidos aquí será una olita". Aunque la crisis, finalmente, sí está afectando a Brasil, las previsiones de crecimiento del país para 2009 serán de un 2,5%.
Dificultades
Aunque Brasil ha tenido ciertas dificultades en acercarse a su sueño (sillón permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU) y no ha podido conducir las negociaciones de Doha, la nueva potencia ha confirmado su potencial en América Latina.
Brasil firmó acuerdos con países latinoamericanos, como el de Nicaragua para la producción de etanol, la exploración de petróleo conjuntamente con Bolívia y producción de combustible con Venezuela. La refinería binacional que Lula y Chávez se sacaron de la chistera (en el estado de Recife) es prueba de ello.
Además, destacan los proyectos de la autovia Brasil-Perú (que conectará Brasil, Bolívia y Chile) y corredor Manaos-Manta (Ecuador) que ampliará la integración comercial entre los países que integran la región.
La vuelta al mundo del presidente
La política externa de Brasil toma buena parte de la agenda del presidente. La suma de las horas de vuelo del presidente se traduce una decena de vueltas al rededor del mundo . En 2007 Lula realizó 32 viajes al estranjero y visitó 29 países, un promedio de un país a cada 10 días. En 2008 el presidente dejó Brasil 21 veces para visitar 27 países. Y para 2009, penúltimo año de su segundo mandato, están previstos por lo menos 50 viajes presidenciales internacionales.