Represión casa por casa, con detenciones masivas
Israel lanza una guerra psicológica sobre la población
A estas alturas son pocos los palestinos con electricidad en la franja de Gaza, pero a quienes todavía les funciona el televisor y sintonizan los canales locales, ven con intermitencia mensajes del Ejército israelí.
Tal vez sea por eso que los militares no han destruido aún los estudios de televisión de Gaza; así pueden utilizarlos como canales de propaganda. En uno de los cortes se ven los rostros de media docena de los principales líderes de Hamas, incluidos Mahmud al-Zahar e Ismail Hanniya, con un impacto de bala ensangrentado en la frente, mientras una voz de fondo los llama cobardes.
Se ha formado un éxodo de civiles que vagan por las calles en busca de refugio
Las interrupciones forman parte de la guerra psicológica que lleva a cabo Israel y que también incluye el lanzamiento de panfletos desde el aire dando instrucciones a los civiles sobre lo que tienen y no tienen que hacer. Abandonar sus casas o no salir a la calle, son los mensajes más frecuentes. Otras veces los panfletos contienen números de teléfono a los que pueden llamar los civiles que deseen colaborar con los invasores.
En cada barrio de las zonas que ya ha ocupado el Ejército, los militares llaman por teléfono a varias casas para informar a sus propietarios que deben desalojarlas en el plazo de unos minutos, puesto que dentro de un cuarto de hora serán arrasadas por los tanques.
Los inquilinos generalmente se marchan y otros vecinos, que no han recibido la orden, los imitan para evitar que los israelíes ataquen sus viviendas. Así se va formando un éxodo de millares de civiles que vagan por las calles a pie camino de casas de familiares o amigos que todavía no han sido amenazadas.
La situación recuerda las fotos de la expulsión de palestinos en 1948
Los tanques destruyen deliberadamente algunas casas y ocupan otras para utilizarlas como bases para los soldados. Los militares pueden de esta manera pernoctar dentro de la franja de Gaza, cerca de los lugares donde deben operar. En cada barrio ocupado hay varias casas que sirven de residencia y dormitorio a los soldados. Esta práctica ya se puso en práctica durante la primera intifada, a finales de los 80, y los israelíes la han aplicado con frecuencia desde entonces.
En una zona tan densamente poblada, cada casa está cerca de algún edificio público que se ha convertido en objetivo del Ejército porque la administración está en manos de Hamás, o está cerca de una mezquita "donde se esconden terroristas o armas" (según Israel), de manera que todas las áreas de la franja son objetivo de los israelíes por un motivo u otro.
Muy pocos de los que se marchan tienen tiempo para preparar las maletas. La mayoría sale con lo puesto, con la esperanza de que pronto podrán regresar. Una situación que recuerda las viejas fotografías de 1948, cuando Israel forzó a cientos de miles de palestinos al éxodo para siempre y salieron en columnas de los pueblos apresuradamente y con apenas lo puesto.
En las primeras horas de la invasión, las tropas también han detenido a centenares de hombres. Los palestinos creen que los soldados los quieren interrogar para ver si les sonsacan alguna información o para ver si consiguen doblegarlos y convertirlos en colaboracionistas.