La invasión del plumero de la Pampa
Esta planta coloniza ya espacios protegidos a lo largo de la Cornisa Cantábrica

El plumero de la Pampa cubre el campo en Colindres (Cantabria). HUMBERTO BILBAO
El Cantábrico, desde Galicia hasta Euskadi, quiere acabar con la expansión de la planta invasora Cortadeira selloana, más conocida como el plumero de la Pampa. Su color pálido ha alterado el verde paisaje del norte peninsular, incluso en espacios protegidos, y su crecimiento exponencial se ha convertido ya en una amenaza para la biodiversidad autóctona.
Este llamativo plumero también salpica algunos espacios del Mediterráneo y del Sur, pero su mayor proliferación se produce a lo largo de la Cornisa Cantábrica, desde su aparición décadas atrás. Nadie pensó entonces que la plantación de esta especie, natural de Argentina, Chile, Uruguay y Brasil, como adorno o bien para marcar visualmente las medianas de las autopistas se iba a convertir en un problema para el equilibrio de los ecosistemas naturales.
El jefe del área de Espacios Protegidos del Gobierno de Cantabria, Javier Espinosa, explica que el plumero de la Pampa crece, sobre todo, en espacios vírgenes con apenas vegetación e iluminados por el sol. Su reproducción se produce con relativa facilidad. Según advierte el técnico de la Xunta de Galicia, Miguel Salvande, "si no se ataja a tiempo, llega un momento en que su expansión y crecimiento es masivo. Para nosotros su erradicación es prioritaria".
Además de la desfiguración paisajística, el problema específico de la cortadeira selloana es que está reduciendo ya la diversidad biológica, al colonizar hábitats abiertos y establecerse en ellos como especie dominante.
Alarma en el País Vasco
Las administraciones de la Cornisa Cantábrica no han seguido un criterio único a la hora de elaborar mapas detallados con las poblaciones de la Cortadeira selloana. La Xunta, por ejemplo, hizo el pasado año una cartografía, pero sólo sobre los espacios naturales protegidos de la costa; encontró 659 ejemplares de la planta en 84 puntos distintos de 11 espacios naturales de la costa. El trabajo no incluyó las importantes poblaciones que hay a lo largo de la autopista Coruña-Madrid, ya que no es competencia de la Xunta, según explica Miguel Salvande.
Las cifras más alarmantes se registran en el País Vasco. Según el último estudio realizado en Vizcaya, en 2006, el plumero de la Pampa ha cubierto ya 134 hectáreas, mientras que en Guipúzcoa invade 140. Las comunidades afectadas sí coinciden en un diagnóstico: estas cifras son meramente orientativas, pues es seguro que el número de poblaciones ha aumentado desde la elaboración de los estudios sobre el terreno.
La solución no parece sencilla. Aparte de las campañas publicitarias realizadas para concienciar a la sociedad de que no debe plantarla, la fórmula para su extinción se antoja compleja. El jefe del área de Espacios Protegidos del Gobierno de Cantabria explica que hasta ahora el método más efectivo consiste en combinar el desbroce físico y el uso químico de herbicidas. "Pero, todo esto es carísimo. Con el dinero que tenemos, debemos concentrarnos en las zonas sensibles para la conservación de la biodiversidad".
Las actuaciones previstas en Vizcaya para erradicar esta planta, a partir de la próxima primavera, combinarán los métodos mecánicos, químicos y biológicos.
La Diputación de Guipúzcoa va a perseverar en el trabajo iniciado este año "de un modo serio", señala un portavoz del Ejecutivo guipuzcoano, que mantiene contactos con las Administraciones de Asturias y Cantabria. El reto es encontrar la fórmula para acabar con ella.