El ataque de los clones
Los programas televisivos de fin de año bascularon entre el refrito compulsivo y el humor involuntario

CARLOS PRIETO -
Misión: seguir la programación televisiva de fin de año. Allá vamos. La velada empezó con un presagio. La 2 emitió Gremlins, la historia de unas entrañables criaturas cubiertas de pelo que bajo determinadas circunstancias (si se mojan o comen después de medianoche) se convierten en un pequeño monstruo destructivo. Del mismo modo, hay quien piensa que exponer el cerebro humano a un zapping televisivo durante la primera noche del año puede enloquecer al más cuerdo. Veamos.
El humor no avisa
El discurso de Aguirre provocó las primeras alucinaciones espacio-temporales de la noche
El humor (al menos, el humor involuntario) se adelantó este año unos minutos: Telemadrid (TM) emitió a las 9 el mensaje navideño de Esperanza Aguirre. "Los madrileños de hace doscientos años nos han dejado un ejemplo de patriotismo que queremos tener siempre presente. La Guerra de la Independencia fue el nacimiento de la conciencia de que España es una gran Nación de hombres libres e iguales, que quieren ser dueños de su destino". En efecto, el empeño de la presidenta de la CAM en centrar su discurso en la Guerra de la Independencia provocó las primeras alucinaciones espacio-temporales de la noche. ¿Estamos en la Navidad de 1808? ¿Han echado algo en el champán?
Así, tras ver a la Presidenta recordando que España es una unidad de destino en lo universal, el resto de programas de humor (voluntario) estaban destinados a pasar desapercibidos. No obstante, se pueden rescatar dos momentos. El sketch de Es bello vivir (TVE) en el que José Mota, mitad de los desaparecidos Cruz y Raya, realizó una parodia de REC, en la que los zombies de la película eran sustituidos por banqueros que trataban de realizar un desahucio exprés en una casa ante el lógico pánico de los allí presentes.
También destacó el ya mítico Berto que, en Buenafuente año visto (La Sexta), introdujo una innovación en el anquilosado formato de cantar las campanadas. Gracias a unas cartulinas numeradas del 1 al 12 consiguió el milagro de narrar las campanadas a toda España mientras se comía tranquilamente sus doce uvas. Parece una chorrada, pero fue muy divertido.
Berto introdujo una innovación en el anquilosado formato de cantar las campanadas
El bucle
No obstante, el formato estrella de la noche fue, como no, la gala musical. Antena 3 se desplazó a las Palmas para transmitir Abba The Show, concierto de unos clones suecos de ABBA que, paradójicamente, se parecían más a Bjorn Again, grupo australiano pionero en el arte de imitar a ABBA, que a los ABBA originales, lo que, sumado al hecho de que una de las cantantes tenía un escalofriante parecido con Rita Barberá, provocó los primeros daños neuronales irreparables de la velada.
No obstante, los primeros síntomas de que la primera noche de 2009 iba de clones se vieron tras vivir la inenarrable experiencia esotérica de ver a Amaia Montero, ex cantante de La Oreja de Van Gogh, cantando la misma canción, al mismo tiempo, en dos cadenas a la vez (Antena 3, Al pie de la letra, y Cuatro, Nochevieja, ¡a bailar!). Afortunadamente, pronto se disipó la terrorífica idea de que Amaia pudiera poseer una máquina de teletransportación que le permite cantar simultáneamente en cualquier cadena y a cualquier hora, ya que la duplicación de artistas fue la tónica habitual de la noche.
Crisis en mallas
El más que posible recorte de artistas invitados debido a la crisis se cebó especialmente con la gala Noche sensacional, de TeleMadrid. En efecto, cada vez que se enchufaba la cadena aparecían Bertín Osborne y Bustamante cantando sus temas una y otra vez, en un bucle demencial del que salió airoso un crecidísimo Osborne, que no tuvo reparo en asegurar que "en tiempos de crisis uno tiene que hacer de todo", mientras se agarraba, como acostumbra, a las cinturas de las dos azafatas que presentaron el acto (con perdón).
Así, tras ver al gran Bertín cantando la práctica totalidad de su repertorio se corrió por la mente de este periodista el insensato rumor de que Esperanza Aguirre había promulgado un Decreto Ley de urgencia que permite al autor de Cómo un vagabundo copar el 20% de las actuaciones musicales en la cadena autonómica, bulo que no ha podido ser confirmado al cierre de esta edición.
Además, la cadena autonómica ostentó el dudoso honor de albergar la coreografía más kistch de toda la noche (que no es poco). La actuación de Innocence, banda que mezcla pop y rock sinfónico, estuvo acompañada por un grupo de efebos en mallas (y con el torso desnudo) blandiendo unos pompones rojiblancos. O algo así.
El metazapping
Además de repetir artistas, la práctica totalidad de las cadenas (especialmente Tele 5 y TVE) trufaron sus galas de vídeos de otros programas. La palma se la llevó Canal 7, televisión local de Madrid, que emitió lo que parecía ser una repetición de Queridísimos 1993, con un Francisco pletórico 15 años más joven que ahora (literalmente). Como colofón a este sindios reciclador, Cuatro optó por emitir un programa de zapping (Surferos 2009), con vídeos tan atemporales como el de la señora que rompe ladrillos a tetazos. Conclusión: La exposición a un zapping psicodélico de este calibre acaba convirtiendo a cualquiera en un pequeño monstruo enloquecido.
Salidas de tono: las cadenas que fueron por libre
Dos cadenas se atrevieron a salirse en parte del tiránico formato humor/gala musical. La 2 optó por hacer la guerra por su cuenta y, ajena a la dictadura de los índices de audiencia, de la que sabe que es una guerra perdida para ella, emitió a medianoche el documental Las cajas españolas, que cuenta la historia de la preservación de las obras del Museo del Prado durante la Guerra Civil.
Por su parte, La Sexta arrancó y finalizó su programación con dos clásicos de la televisión contemporánea. A la 01:25 de la madrugada, en pleno delirio de galas clónicas, pudimos ver dos capítulos de la versión estadounidense de The Office. No menos deliciosa resultó la emisión de Me llamo Earl, una serie muy indicada ahora que todos estamos en la fiebre de la elaboración de listas. El protagonista de la serie, Earl, es un delincuente de poca monta que escribe una lista con todas sus malas acciones para intentar enmendarlas. Hágase un favor: vea estas series.