Archivo de Público
Jueves, 1 de Enero de 2009

Masacre de civiles para descabezar a Hamás

Israel mata a un dirigente del movimiento islámico y a once de sus familiares, entre los que destacan cuatro de sus hijos más pequeños.

EUGENIO GARCÍA GASCÓN ·01/01/2009 - 14:53h

Once civiles, incluidos varios niños y mujeres, murieron ayer en un ataque de la aviación israelí contra el domicilio de Nizar Rayyan un dirigente de Hamas en el populoso campo de refugiados de Yabaliya, en la franja de Gaza.

Fuentes militares indicaron que un caza descargó una bomba de una tonelada de peso contra el edificio de cuatro plantas donde residía Rayan, reduciéndolo a escombros. El líder de Hamás falleció con cuatro de sus hijos de corta edad, dos de sus cuatro esposas y otros cinco civiles de su familia.

Uno de los discípulos predilectos del jeque Ahmad Yasin, el fundador de Hamás asesinado por Israel en 2004, Rayan, de 52 años, era doctor en ciencias islámicas e impartía clases de religión en la Universidad Islámica de Gaza, el feudo intelectual de Hamás.

A diferencia de otros jefes de la organización fundamentalista que viven en la clandestinidad, Rayan se paseaba abiertamente desafiando sin descanso al Ejército israelí verbal y físicamente.

Al no ocultarse se convirtió en un blanco fácil para los militares que ayer decidieron poner fin a su vida aun a sabiendas de que la residencia de Rayan se encontraba ocupada por otros muchos civiles.

Israel dijo que la víctima era uno de los cinco principales líderes de Hamas, lo que parece una exageración, aunque Rayan se expuso a la luz pública en numerosas ocasiones en compañía de milicianos de las Brigadas Izz al-Din al-Qasam, las milicias fundamentalistas.

Uno de los hijos de Rayan se suicidó en un atentado en 2001 que costó la vida a dos israelíes, y según Israel, él mismo ordenó numerosos atentados contra objetivos judíos.

Con los de ayer ya son 412 los palestinos que han fallecido desde que Israel atacó la franja de Gaza el 27 de diciembre. Unos 2.070 palestinos han resultado heridos. En el lado israelí han muerto tres civiles y un soldado. Los cazas y helicópteros israelíes han efectuado más de 500 salidas, y los palestinos han disparado más de 300 cohetes contra Israel.

Ayer volvieron a caer cohetes en la ciudad de Bersheba, la capital del Neguev, así como en algunas localidades próximas a Gaza. Un cohete impactó en el último piso de un edificio de ocho plantas de Ashdod sin causar víctimas.

Señales contradictorias

Las señales que envían los políticos israelíes son contradictorias. Un día dicen que quieren una tregua y otro que la guerra será larga. El primer ministro, Ehud Olmert, optó ayer por un discurso en la primera línea. "No nos interesa una guerra larga. No deseamos una campaña abierta. Queremos calma. No queremos demostrar nuestro poder, pero lo usaremos si es necesario", manifestó Olmert.

Entretanto, las tropas israelíes esperan órdenes a pocos metros de la franja de Gaza. Tanques y piezas de artillería aguardan desde el 28 de diciembre sin que se sepa que dirección tomará el conflicto.

Dentro de Gaza, Hamás se prepara para cualquier eventualidad. "Estamos esperando a que entréis para mataros o convertiros en Shalits", dijo en un comunicado la organización en referencia al soldado Guilad Shalit, que permanece en su poder como rehén desde hace dos años y medio.

La dirección de Hamás continúa en la clandestinidad, de manera que los cazas y helicópteros dirigen sus ataques contra otros objetivos, como la sede del Parlamento palestino o los túneles que comunican Rafah con Egipto.

Fuentes diplomáticas hebreas indicaron que Israel desea alcanzar un alto el fuego cuanto antes y que así se lo ha comunicado la ministra de Exteriores, Tzipi Livni, a los gobiernos de Francia y Turquía. La prioridad es, según Livni, detener inmediatamente el lanzamiento de cohetes por parte de Hamás.

Las mismas fuentes reconocieron que quien tiene más interés en lograr la tregua son los jefes militares, quienes en las reuniones a puerta cerrada no ocultan que sería una gran imprudencia entrar en Gaza. Se oponen sobre todo a operaciones terrestres de gran envergadura y no puntuales.

Estos mismos jefes militares son quienes están frenando el ardor guerrero de ciertos políticos, incluido el primer ministro Ehud Olmert, que no se juega mucho en esta guerra, puesto que los casos de corrupción que tiene pendientes le han obligado a dejar en suspenso su carrera política.

La idea que en un primer momento acarició Israel de destronar a Hamás ha sido relegada a un segundo plano. Ya nadie cree que la operación pueda propiciar un "golpe de Estado" que sustituya a los fundamentalistas por la Fatah del presidente Mahmud Abás. "Pensar en esa posibilidad no es realista", admitieron las fuentes citadas.

El problema de Israel es cómo convencer a Hamás de que también le interesa una tregua sin tener que ceder a sus exigencias, puesto que significaría un serio desgaste político a sólo 40 días de las elecciones.

La televisión hebrea explicó que la fecha en que se lanzó la operación fue elegida cuidadosamente teniendo en cuenta que las cancillerías occidentales estarían de vacaciones hasta el 5 de enero. Sin embargo, ahora se percibe el deseo de poner un punto y final "honorable", o al menos punto y seguido, a esta aventura cuanto antes.