Estados Unidos pide de nuevo a Pakistán que levante el estado de excepción
El número dos del Departamento de Estado, John Negroponte, en visita a Islamabad, pidió al presidente Pervez Musharraf que ponga fin a las restricciones que pesan sobre los medios de comunicación y libere a los opositores políticos
Estados Unidos ha vuelto a advertir a Pakistán que levante el estado de excepción y celebre elecciones libres. El número dos del Departamento de Estado y ex responsable del aparato de seguridad estadounidense, John Negroponte, en visita a Islamabad, pidió al presidente Pervez Musharraf que ponga fin a las restricciones que pesan sobre los medios de comunicación y libere a los opositores políticos.
Tras reunirse el sábado con el presidente paquistaní, el responsable estadounidense aseguró que el país necesitaba volver cuanto antes a una cierta normalidad democrática. "El estado de excepción no es compatible con unas elecciones libres, justas y creíbles". También pidió a Musharraf retomar el diálogo con Benazir Bhutto, líder de la oposición.
Pero Negroponte volvió a poner de manifiesto la complejidad y todas las ambigüedades que empapan las relaciones entre Washington y Musharraf al afirmar que este "ha sido y continúa siendo una fuerte voz contra el extremismo". "Valoramos nuestra alianza", dijo el diplomático.
De hecho el New York Times desvelaba ayer que en los últimos seis años, desde los atentados del 11-S, Estados Unidos ha gastado cien millones de dólares en ayudar al gobierno paquistaní a custodiar y controlar su arsenal nuclear. El programa secreto ha padecido los vaivenes de una relación bilateral complicada y nunca ha llegado a franquear el muro de desconfianza que separa las dos capitales.
El programa empezó cuando Musharraf se convirtió en el nuevo mejor aliado de Estados Unidos. El gobierno del presidente George Bush temía entonces que el arsenal de Islamabad pudiera caer en manos de los talibanes.
Tomando el modelo de programas similares puestos en marcha en Rusia y Francia, los Departamentos de Estado y de Energía, idearon un plan que incluía entrenar a funcionarios pakistaníes, construir un centro de capacitación en Pakistán y mandar material diverso para asegurar la seguridad de los laboratorios de investigación y los centros de almacenamiento de las cabezas nucleares.
Pero la relación nunca cuajó del todo. Después de muchas dudas, Washington decidió finalmente no compartir con los paquistaníes, un sistema llamado PALS (Permissive Action Links) destinado a proteger el acceso al arsenal mediante un sistema de códigos. Los estadounidenses temían que los paquistaníes filtraran la información y los paquistaníes a su vez pensaban que Washington lo usarían para "desconectar" sus armas.
Los especialistas estadounidenses tampoco han tenido acceso al laboratorio donde trabajó Abdul Jadir Khal, el científico que vendió tecnología nuclear a Libia y Corea del Norte.
El programa sólo representa un pequeño 10% de los 10.000 millones de dólares que Estados Unidos ha mandado a Pakistán y que en su mayoría se han destinado a luchar contra los talibanes. Una segunda parte debía incluir el envió de material pesado y helicópteros pero de momento está paralizado. Los recientes acontecimientos en Islamabad cuestionan ahora la validez o eficacia de esta iniciativa. Washington afirma sin embargo, siempre según el New York Times, que el arsenal nuclear no corre peligro.