El FMI avanza que sus próximas previsiones de crecimiento serán aún peores
El director gerente del FMI señala además que no está convencido de que las políticas que se están implantando para encarar la crisis sirvan para impulsar el crecimiento

EFE - El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn.
El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, avanzó este lunes que las próximas previsiones de crecimiento de la economía mundial que hará públicas el organismo en enero serán aún "peores" que las actuales, que prevén un decrecimiento del 1% del PIB en España.
Durante su participación en la conferencia "España en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial: Cincuenta años de relación", Strauss-Kahn insistió en que 2009 va a ser un año "muy difícil" y que la recuperación no llegará quizás hasta 2010.
El director gerente del FMI señaló además que no está convencido de que las políticas que se están implantando para encarar la crisis sirvan para impulsar el crecimiento e insistió en que lo que se necesita es una política "activa" y restaurar la confianza.
España y el G-20
"Las alertas tempranas están muy bien, pero de nada sirven si los gobiernos no las escuchan, porque cuando llegan avisos como las previsiones (del FMI) a veces se ponen en duda", añadió. En este sentido, consideró necesario institucionalizar las reuniones del G-20 para poder llevar a la práctica los acuerdos que salgan de esos encuentros, aunque se preguntó si el número de miembros es el adecuado, dado que "grandes países" como España no están presentes.
A pesar de todo, Strauss-Kahn dijo que "sería injusto" no reconocer que se han dado pasos importantes para resolver la crisis mundial, aunque subrayó que aún queda mucho por hacer si se quiere evitar que la crisis se prolongue más allá de 2009. Para lograr este objetivo, afirmó que se necesitan políticas activas encaminadas a abrir los flujos de crédito para restaurar la confianza en los mercados, contrarrestar la caída de la demanda privada con estímulos fiscales y apoyar la liquidez de países emergentes.
Con respecto a la restauración de la confianza, se mostró partidario de una intervención estatal "clara" en los mercados, al tiempo que abogó por recapitalizar a las entidades financieras más allá de la eliminación de los activos considerados tóxicos para sus balances. En referencia a los incentivos fiscales, reconoció que no todos los países tienen la misma capacidad para abordar este tipo de políticas, si bien consideró adecuado que su impacto alcance de media el 2 por ciento del PIB nacional.