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Lunes, 15 de Diciembre de 2008

Los números de Uribe no cuadran

La captura de ocho rebeldes al día en Colombia es cuestionada por varias organizaciones civiles

GORKA CASTILLO ·15/12/2008 - 08:00h

EFE - Varios guerrilleros de las FARC durante una ceremonia en la selva colombiana.

Álvaro Uribe suele mostrar los éxitos de su lucha contra las FARC como el pasaporte hacia la posterioridad política. Pero un informe independiente ha vuelto a poner su estrategia de Seguridad Democrática a los pies de los caballos al reabrir el debate nacional sobre la efectividad real de la mano dura en Colombia.

La Consejería en Derechos Humanos y Desplazamiento (CODHES) una prestigiosa organización humanitaria colombiana acaba de hacer público que las estadísticas ofrecidas por el Gobierno en su lucha por aplastar al terrorismo no cuadran. De ser cierto que ocho rebeldes son neutralizados al día, "el número de guerrilleros asesinados, capturados o que se han rendido en los últimos seis años ascendería a 114.000".

La decisión de Uribe de redoblar esfuerzos para borrar a los rebeldes de la faz de la Tierra comienza a ser visto en Colombia con escepticismo

"¿Acorralada?; claro que la guerrilla ha sufrido este año duros golpes y que está mucho peor que hace seis años, pero no hay que darla por derrotada. Las cifras oficiales se engordan", dice con resignación un miembro de la comisión que trata la situación de los desplazados internos dependiente de la Corte de Justicia de Colombia.

Las FARC a las que las autoridades de Bogotá describen hoy casi como una pandilla de varios cientos de fanáticos al borde del descalabro total podrían superar los 20.000 miembros.

Pero la realidad se vende de manera bien diferente. A pesar de la constatación realizada por organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch sobre el reclutamiento de menores de edad en aquellas zonas bajo control guerrillero, especialmente en el sur del país, para compensar las innumerables bajas causadas por el Ejército, los números del Gobierno están excesivamente inflados. Los datos oficiales no han podido ser corroborados por ninguna fuente independiente.

Pero hasta las draconianas medidas de seguridad puestas en marcha desde 2002 muestra síntomas de fatiga. La decisión de Uribe de redoblar esfuerzos para borrar a los rebeldes de la faz de la Tierra comienza a ser visto en Colombia con escepticismo.

Negociación

Es cierto que la mayoría de los colombianos sigue considerando imposible negociar con una banda que trata a sus cautivos atados como a bestias, pero muchos ciudadanos creen ahora que ha llegado el tiempo de hablar de paz.

"No es más que mantenernos en una dinámica de guerra sin fin", comentó recientemente la activista de la organización civil Arco Iris, Laura Bonilla. También Ingrid Betancourt acaba de reclamar más esfuerzos para abrir un proceso de paz que, por ahora, no entra en los planes de un presidente Uribe cuya popularidad sigue en la estratosfera.