Ahí viene un hombre libre
Pharoahe Monch llega a España como el guardián de la conciencia del hip hop.

En la actualidad, el hip hop sigue las órdenes de Pharaohe Monch. PÚBLICO
El hip hop necesita a Pharoahe Monch mucho más de lo que le ha dado a entender. Con The Roots borrachos de su propio virtuosismo, Common algo acomodado en una espiritualidad formularia y Talib Kweli buscando desesperadamente la credibilidad perdida, el neoyorquino Troy Jamerson se ha consagrado como el mejor emisario de la edad de oro del rap: el depositario de la conciencia de un género adocenado entre las piruetas de Kanye West y el inocuo revisionismo del underground. Y todo gracias al magnífico Desire (2007), una vara de medir el ritmo y la rima afilada a base de vicisitud e incertidumbre.
Parece mentira que un MC de su estatura haya tardado la friolera de ocho años en dar continuidad a Internal Affairs (1999), el álbum que junto a Black On Both Sides (1999), de Mos Def y, en menor medida, Funkrusher Plus (1997), de Company Flow, convirtió al sello Rawkus en la etiqueta de referencia de la música negra de finales de los noventa.
Godzilla le engulló
El debut en solitario de Moch sonaba más alto, más rápido y, claro, más fuerte. Atrás quedaban tres discos en compañía de Prince Po que, pese a su escaso recorrido comercial, resultaron fundamentales en la articulación de la filosofía keep it real. Por delante, un mañana esplendoroso que no tarda en enturbiarse al comprobar que el sample del tema central de Godzilla incluido en la imparable Simon Says no ha recibido el preceptivo aclarado. Todas las unidades a la venta de la canción fueron retiradas.
Violentamente castigado en el primer asalto, Pharoahe Monch no tira la toalla. Se relame las heridas y, en 2002, graba un segundo trabajo titulado Inner Vision que, víctima de los dimes y diretes a cuenta de la fusión Rawkus-Geffen, no llega a ver la luz. Se rumorea que a Eminem le interesa. Se habla de ofertas millonarias pero, al fin, termina archivado en el cajón de los clásicos-fantasma. Otro golpe en la autoestima de un verdadero púgil del verbo que, obligado a llenar la nevera, hace de negro literario -¡qué ironía!- para P. Diddy escribiendo The Future y Hold Up, dos de las piedras de toque del reparador Press Play (2006).
La rabia acumulada en su particular martirio de adversidad y ninguneo explota en un Desire que, ya desde la intro, grita libertad: El A&R es el lacayo del negrero; tu compañía, la plantación/ ahora cambia ese avance por tu emancipación, brama en Free, despojándose de la mordaza que silenciaba al activista y a la estrella, al profeta y al charlatán, al estilista que actualiza Welcome To The Terrordome (Public Enemy) y al artista que, en sintonía con el inolvidable I Used To Love H.E.R, de Common, transforma un revés matrimonial en metáfora de su relación de amor-odio con la industria. Escuchar los nueve épicos minutos de Trilogy significa rendirse ante el talento de un creador que, cuando no produce, escoge las mejores bases sin distinguir entre meritorios (Black Milk) y doctores (The Alchemist).
O sea, matrícula de honor en storytelling para un letrista que habla sin pelos en la lengua de la guerra de Irak, del Huracán Katrina o de la investigación con células-madre, que denuncia la displicencia de la sociedad estadounidense ante las armas asumiendo la perspectiva de un proyectil en When The Gun Draws y que -¡atención!- también sabe divertir. Ahí está su imitación de Elvis Presley en Body Baby o la trama gospel-soul-rock de una obra a guardar entre St. Elsewhere (06), de Grnarls Barkley, y Speakerboxxx/The Love Below (04), de Outkast. Diga lo que diga Nas, el hip hop no estaba muerto, no: estaba de parranda.
EL MUNDO DE MONCH
Un rapero tan auténtico como la cecina de León
1 UN NOMBRE DE LO MÁS CURIOSO
A consecuencia de un peculiar corte de pelo -que se puede intuir en la foto principal del artículo-, las chicas del instituto comenzaron a llamarle Monchichi, un mote inspirado en unos famosos chimpancés de peluche y apocopado con el tiempo. Lo de Pharoahe se lo puso Prince Po, la otra mitad de Organized Konfusion.
2 LOS CHICOS DEL BARRIO
Nacido en el Southside de Queens, fue a clase con Havoc y Prodigy, más conocidos como Mobb Depp. Luego, se le vio en las carreras, apostando por The HRSMN (The Four Horsemen): es decir, Canibus, Rass Kass, Killah Priest y Kurupt jugando a ser los cuatro jinetes del Apocalipsis hip hop.
3 UN RAPERO DE LO MÁS CINEMATOGRÁFICO
Canciones suyas han aparecido en las bandas sonoras de ‘Los Ángeles de Charlie' (2000), ‘Next Friday' (2000), ‘Boiler Room' (2000) y ‘Training Day' (2001). Aunque para película, la suya. Y más teniendo en cuenta que es asmático y fan de los New York Knicks.
4 Y MUCHA ACTITUD
"Si eres un menda con gafas de culo de vaso y has hecho una gran canción, compraré tu producto antes que el de alguien que sale de la cárcel después de haber asesinado a tres personas y ha grabado un álbum apestoso". Esto declaró Pharaohe Monche a un entrevistador de ‘Pitchforkmedia.com', página musical de referencia en EEUU.