Paco Roca gana el II Premio Nacional del Cómic por 'Arrugas'
Este dibujante destaca el buen momento del cómic en España y señala que, aunque "faltan lectores", los editores están al nivel de los franceses, por todo lo que se preocupan por la calidad del material"
"Acaba de llamarme el ministro y no tengo ni idea de lo que le he dicho". El dibujante Paco Roca (Valencia, 1969) está preso de una mezcla de "emoción y nervios" tras ganar el segundo Premio Nacional del Cómic por su obra Arrugas (Astiberri, 2007). No obstante, la excitación del momento no parece haberle impedido reflexionar sobre el significado del galardón: "Es un punto y aparte.Ahora empieza otra fase de mi carrera y he de reconocer que me da algo de miedo", dice refiriéndose al premio concedido por el Ministerio de Cultura y dotado con 20.000 euros.
En efecto, por un lado, el dibujante valenciano está contento porque el reconocimiento le sitúa "al nivel de autores a los que admiro, como Max, Gallardo o Miguelanxo Prado " pero, por el otro, el éxito de Arrugas, premiado en el Salón del Cómic de Barcelona y considerado por Público como el segundo mejor cómic de 2007 , le ha provocado algún que otro momento de pánico: "Al enterarme del premio me han dado ganas de avalanzarme sobre la mesa y destruir el trabajo que tengo entre manos por miedo a no estar a la altura de las expectativas (risas)". No obstante, sus seguidores pueden respirar tranquilos: Roca ha controlado sus impulsos artísticos suicidas. "Lo bueno de este premio es que llega justo cuando mi nuevo álbum, Las calles de arena, inspirado en El libro de arena de Borges, está casi acabado; de otro modo, me hubiera costado saber por dónde tirar", aclara.
¿A la vejez viruelas?
Con todo, no hace falta que te cubran de premios para que surjan las dudas sobre el siguiente paso a dar, como demuestra el nacimiento de Arrugas, una historia sobre un tema poco frecuentado por los dibujantes: la vejez. Al fin y al cabo, la mayoría de los lectores de cómics son jóvenes. "Sí, en un principio, las desventuras de un grupo de ancianos no parecía un asunto que pudiera interesar al lector. No tenía claro si iba a funcionar. Pero era un problema que iba más allá del cómic: La vejez incomoda a la sociedad. Cuando he trabajado en publicidad y he querido poner a un anciano en un cartel me han dicho que era antiestético".
Sin embargo, la evolución del género en los últimos años jugó a favor de Roca. "El público se ha abierto a más temas. Se empieza a hablar del cómic en términos similares a la literatura. Los lectores ya no son tan jóvenes", explica.
"El cómic es el mejor lenguaje para expresar los sentimientos"
Así que, una vez publicado el cómic, el "miedo a que no conectara con los jóvenes" se transformó, como por arte de magia, en alegría al ver como "todo tipo de público" se engancha a la obra. "A la gente como yo, con padres mayores, parece afectarle más. Pero los jóvenes consiguen identificarse con los personajes pensando en sus abuelos. Además, es una historia que trata un tema tan universal como la soledad", cuenta el autor de El faro (Astiberri , 2004).
Pero antes de que los lectores se emocionaran con Arrugas, Roca había sido testigo directo de las situaciones descritas en sus viñetas. Tras enterarse de que el padre de un amigo ("un tipo muy culto al que admiro mucho") tenía alzheimer, el dibujante valenciano, en un intento por "no caer en los tópicos de la vejez", decidió documentarse visitando residencias durante seis meses. "Hablé con enfermeros y personas mayores. Conté con un factor a favor: la monotonía del lugar. Todos los ancianos parecían encantados de contarme sus experiencias; vamos, que estaban como locos por hablar con alguien... de lo que fuera", cuenta.
La visión de Roca sobre el asunto se transformó según iba escuchando las historias: "Cuando arranqué tenía una estructura en mente pero, tras oír los primeros testimonios, decidí empezar de cero. Me basaría en los testimonios reales, pero dándoles forma".
Así que Roca escuchó, primero, y escribió y dibujó, después. El resto, explica, lo han hecho los lectores. "El cómic es el mejor lenguaje para expresar sentimientos. El cine y la literatura dejan poco margen en ese sentido. El lector de cómic tiene que poner algo de su parte para completar la historia", argumenta.
"Por encima de los superhéroes hay que construir obras que interesen a todo el mundo"
"El cómic, en su mejor momento"
Roca ha destacado el buen momento que atraviesa el cómic en España, "con unos cimientos muy asentados y que interesan al público en general", que han permitido al tebeo salir de las tiendas especializadas para "equipararse a la literatura" en algunas grandes superficies. "Faltan lectores en España, pero los editores están al nivel de los franceses, por todo lo que se preocupan por la calidad del material", ha precisado este dibujante.
Roca asegura que su secreto es dirigirse a gente como sus padres, "a los que no les gustan los cómics", algo que ya están haciendo otros autores para atraer público."El manga y la novela gráfica están captando nuevos lectores -señala-, pero por encima de los superhéroes hay que construir obras que interesen a todo el mundo".