Los talibanes se niegan a dialogar con Karzai
La insurgencia sólo negociará tras la retirada de todas las tropas extranjeras de Afganistán. Los rebeldes amenazan con atentar en la capital francesa.
Electoralismo y demagogia en un país torturado, Por Carlos E. Bayo

h. shiab / eFE - Policías afganos hacen guardia ante unas instalaciones gubernamentales de la provincia de Kandahar donde ayer hubo un atentado.
"Estamos seguros en Afganistán y no necesitamos la oferta de seguridad que nos ha hecho Karzai". De forma tajante, el número dos talibán, identificado como mulá hermano, rechazó ayer la mano tendida por el presidente afgano, Hamid Karzai, al mulá Omar el domingo.
Para sentarse a negociar, los talibanes no quieren protección sino la retirada de las cerca de 70.000 fuerzas de la OTAN. "Mientras los ocupantes extranjeros permanezcan en Afganistán, no estamos preparados para dialogar porque ellos tienen el poder y las negociaciones no darán resultados", declaró a Reuters por teléfono desde un paradero desconocido el mulá hermano. "Los problemas en Afganistán son culpa suya", sentenció.
A la negativa del número dos talibán se sumó una amenaza contra París difundida a través de un vídeo en la cadena saudí Al Arabiya. En la grabación, los talibanes se atribuyeron la autoría del ataque que mató a diez militares franceses e hirió a 21 en agosto. La emboscada supuso el mayor número de bajas aliadas en un solo combate en Afganistán desde 2001.
"Hemos matado a diez soldados como un mensaje a los franceses, para que rectifiquen sus errores y se retiren de Afganistán. Si no lo hacen, oirán nuestra respuesta en París", amenaza un dirigente identificado como mulá Farouq en el vídeo. Algunos de los insurgentes que le acompañan visten los uniformes de los militares fallecidos.
Por otro lado, cuatro personas murieron ayer en un nuevo atentado suicida, ocurrido en la provincia sureña de Kandahar, bajo dominio talibán.
La petición de retirada de tropas ha sido calificada como "inaceptable" por Karzai. Pero también lo era, hasta ahora, negociar con talibanes radicales como el fugitivo mulá Omar, considerado un estrecho aliado de Al Qaeda. Washington ofrece 10 millones de dólares por su cabeza.
La estrategia de Karzai
La sorprendente oferta del presidente afgano ha suscitado múltiples interpretaciones. Algunos analistas consultados por Reuters señalan que la propuesta de un salvoconducto para el mulá Omar no buscaba una respuesta afirmativa del líder talibán, sino reforzar la voluntad de diálogo frente a otros talibanes más moderados. La mayoría considera que el anuncio forma parte de una estrategia política de cara a las próximas elecciones presidenciales, previstas para el otoño de 2009.
Karzai es consciente de que los aliados occidentales rechazan incluir al mulá Omar en las conversaciones de paz. "Si le ofrezco protección, la comunidad internacional tiene dos opciones: quitarme de en medio o irse, si no están de acuerdo", dijo desafiante anteayer.
Oponerse públicamente a las tropas extranjeras puede atraer votos a Karzai y reducir su impopularidad entre los afganos. "Lo que dijo el domingo no está basado en un análisis, sino simplemente en su supervivencia política"subraya Wadir Safi, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Kabul . "Sabe que está perdiendo el apoyo de los afganos y de la comunidad internacional, así que hizo esta oferta para obtener el respaldo de los pastunes en el sur, que quieren la paz, pero apoyan a los talibanes", afirma Safi.
Talibanes fortalecidos
El respaldo a la insurgencia ha aumentado tanto en Afganistán como en las áreas fronterizas de Pakistán por el elevado número de víctimas civiles en los ataques de la coalición aliada. Según la ONU, en 2008 el número de civiles muertos casi se ha duplicado respecto a 2007.
El profesor Safi sugiere también que las palabras de Karzai en las que insta a EEUU a retirarle de su cargo si no le gusta su gestión refuerzan la idea de que es una marioneta: "Esto sólo demuestra que las elecciones fueron una farsa y que Karzai es presidente no por la voluntad del pueblo, sino la de Occidente."
Occidente, sin embargo, critica abiertamente desde hace meses al hombre que creían que iba a liderar la transición democrática en Afganistán. Su Gobierno y las fuerzas de seguridad a sus órdenes están salpicadas por la corrupción, el país está sumido en una espiral de violencia que nadie consigue detener y la producción y tráfico de opio se han disparado hasta cifras superiores a las del régimen talibán. Incluso el hermano del presidente, Ahmed Wali Karzai, ha sido acusado de estar implicado en el narcotráfico.
Más de siete años después del inicio de la guerra en Afganistán, una solución militar está más lejos que nunca y ni siquiera el diálogo parece una posibilidad cercana.