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Viernes, 16 de Noviembre de 2007

Ya son 1.000 los muertos por el ciclón 'Sidr' en Bangladesh

Más de medio millón de personas han sido evacuadas para evitar los estragos de los vientos de 240 km/h y las lluvias torrenciales

AGENCIAS ·16/11/2007 - 19:18h

No es la primera vez que el agua anega la costa de Bangladesh

Como naipes de una baraja, las casas de bambú y hojalata en la zona costera de Bangladesh se han desplomado sin apenas resistencia ante los fuertes embates del ciclón Sidr, con vientos de hasta 240 kilómetros por hora y lluvias torrenciales.

El cómputo de muertos aumenta vertiginosamente cada hora. De momento el recuento es de 1.000 personas fallecidas y 3,2 millones de evacuados.

El Sidr se ha llevado por delante los tendidos eléctricos dejando el país a oscuras y sin teléfono. También ha arrancado árboles de cuajo, anegado los campos, hundido un centenar de pequeñas embarcaciones y diezmado el ganado.

La Holanda de Asia

El huracán llegó en la madrugada del jueves a la línea de la costa, elevando el nivel del mar cinco metros. Y esa es la verdadera tragedia.

En Bangladesh 60 de sus 140 millones de habitantes viven a menos de 10 metros sobre el nivel del mar. Su crecida tiene consecuencias catastróficas, porque a esta particular Holanda asiática le faltan recursos y le sobra pobreza.

"Los habitantes más pobres del país viven en bancos de arena en el delta del río. Sus casas se inundan en cuanto sube un poco la marea. Un ciclón de esta magnitud les barre literalmente del mapa", advirtió ayer la responsable de Oxfam en Bangladesh, Heather Blackwell.

Es un drama cíclico. Los huracanes azotan habitualmente Bangladesh. Los meteorólogos calculan que 80 tormentas han castigado sus costas en los últimos 125 años.


Toneladas de agua caída con rabia del cielo han acabado con la vida de 2 millones de personas y dejado sin casa a decenas de millones.

En la memoria de los bangladeshíes permanece grabada la imagen del ciclón que asoló el país en 1991, causando la muerte de 150.000 personas tras levantar una monstruosa ola de ocho metros. Esta vez creen estar mejor preparados.

Bajo el sonido de tambores, cuernos de vaca y un sistema especial de banderas, la Media Luna Roja, la agencia humanitaria de la ONU (OCHA), y la Cruz Roja comenzaron la evacuación masiva con cuatro días de antelación.

"El Gobierno también ha colaborado activamente en esta evacuación temprana", afirma Oxfam.

De los 3,2 millones de evacuados, 600.000 fueron trasladados a refugios especiales contra ciclones, y el resto abandonó su hogar para guarecerse en regiones más altas.

Otro hecho positivo es que hay comida asegurada para al menos tres días, gracias al Programa Mundial de Alimentos (PAM) de las Naciones Unidas, que ya ha enviado a Bangladesh 98 toneladas de comida, suficiente para 400.000 personas.

Lo que más preocupa es el cierre de los principales aeropuertos del país.

Las organizaciones humanitarias e internacionales que trabajan sobre el terreno tendrán serias dificultades para organizar su logística si los aviones siguen sin aterrizar en Dhaka -la capital- y Chittagong, al sur de Bangladesh.

Eso sin mencionar las "áreas remotas e islas frente a la costa a las que los equipos de rescate todavía no han tenido acceso", según el secretario de Gestión de Desastres, Ayub Mian.

Un anciano de la ciudad de Patuakhali dijo refiriéndose a la noche del jueves, "esta ha sido una de las peores pesadillas de mi vida".

Tras asolar la Bahía de Bengal, y las ciudades de Khulna y Barisal, el ciclón se ha desplazado a la capital situada en el centro del país.

Y ya convertido en una tormenta tropical, sigue avanzando hacia las vecinas regiones indias de Tripura y Assam.