Archivo de Público
Miércoles, 5 de Noviembre de 2008

Medio siglo de impunidad y lucha

El asesinato de tres activistas en 1964, en pleno Movimiento por los Derechos Civiles, marcó el fin del Ku Klux Klan

 

GUILLAUME FOURMONT ·05/11/2008 - 22:00h

ap - El jefe de policía Cecil Price vigila una marcha, en 1965, para honrar la memoria de los tres activistas. Price, del KKK, era uno de los asesinos.

Lo único que queda de aquel incendio son unos pedazos de madera carbonizados plantados en el suelo y la campana original que servía para llamar a los fieles. A unos metros de la nueva iglesia bautista Zion de Filadelfia, Mississippi, una placa recuerda tres nombres: James Chaney, Andrew Goodman y Michael Schwerner. El primero, de 21 años, era negro; los otros dos, de 20 y 24 respectivamente, eran blancos y judíos. Eran activistas por la defensa de los derechos civiles de los afroamericanos y, por eso, el 21 de junio de 1964, fueron asesinados por miembros del Ku Klux Klan (KKK).

Mississippi era entonces el prototipo de estado sureño de Estados Unidos, donde, a pesar de la abolición de la esclavitud un siglo antes, aún mandaban leyes discriminatorias con la población negra e imponían su terror organizaciones racistas como el KKK, con altos cargos políticos y policiales entre sus miembros. Aquel primer día del verano de 1964, las palabras de Martin Luther King en su discurso I Have a Dream querían convertirse en realidad durante el llamado Freedom Summer.

Censo electoral

Michael Schwerner era miembro del Congreso por la Igualdad Racial, una de las numerosas organizaciones que generó el Movimiento por los Derechos Civiles. Con James Chaney, voluntario de Mississippi, y Andrew Goodman, venido de Nueva York, el objetivo era animar a la población negra a censarse en las listas electorales. En 1964, sólo en Mississippi, el 45% de la población era negra, el 5% de ella censada. Un claro reflejo de la situación en el país.

Todo empezó en 1955 cuando Rosa Parks se negó a ceder su asiento de autobús a un viajero blanco

Todo empezó el 1 de diciembre de 1955, en Montgomery, cuando Rosa Parks se negó a ceder su asiento de autobús a un viajero blanco, tal como le obligaba la ley. Parks fue detenida y encarcelada, provocando la indignación de un joven reverendo de una iglesia bautista, Martin Luther King.

En las radios sonaban Curtis Mayfield, Ray Charles, Otis Redding y el inimitable Respect de Aretha Franklin, voces públicas que pedían ya el cambio. Los líderes de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color convencieron a King para que dirigiera el boicot de los autobuses de Montgomery. El éxito de la manifestación convirtió al reverendo en una referencia nacional. La clave del movimiento era la no violencia; no había que usar las armas de algunos blancos.

Cinco días antes del asesinato de James Chaney, Andrew Goodman y Michael Schwerner, el KKK había incendiado la iglesia bautista Zion de Filadelfia. Detenidos por la policía por un supuesto exceso de velocidad, los tres jóvenes fueron liberados por la noche. El jefe de policía del condado, Cecil Price, era miembro del KKK y avisó a sus compañeros, preparados para linchar a los voluntarios. La lucha fue dura, larga. King fue encarcelado varias veces antes de ser asesinado en 1968.

Leyes de igualdad

Una de las grandes victorias del Movimiento por los Derechos Civiles fue la promulgación, en 1965, de las leyes de derechos civiles y de voto para la población negra, y la abolición progresiva de medidas discriminatorias. Para muchos, no era suficiente. La impunidad de líderes de organizaciones racistas era intolerable. La imagen de Tommie Smith y John Carlos, alzando el puño en los JJOO de México de 1968, es inolvidable.

La impunidad de líderes de organizaciones racistas era intolerable

En 1964, Sam Cook cantaba A change is gonna come. Más de 40 años después, la justicia condenó al responsable del triple asesinato de Filadelfia. El condenado, Edgar Ray Killen, se había declarado inocente porque el juicio le parecía "imposible". Se equivocó. La elección de Barack Obama, primer afroamericano que ocupará la Casa Blanca, ilustra que el change de Cook y el sueño de Luther King son posibles.