«De los Stones queda mucho por enseñar»
Albert Maysles, director de cine. Arranca en Barcelona el Festival In-Edit, que rendirá homenaje al creador de la legendaria película ‘Gimme Shelter’ sobre los Rolling Stones.
Albert Maysles (Boston, 1926) es el invitado de honor del Festival de cine y documental musical In-Edit, que se inicia hoy en Barcelona. Además de oficiar una clase magistral, se proyectarán cuatro películas suyas: What’s happening! The Beatles (1964), sobre la primera gira americana de los de Liverpool; Ozawa (1985), controvertido director japonés de orquesta; Soldiers of music (1991), Rostropovich de vuelta a la Unión Soviética después de 16 años de exilio; y Gimme Shelter, con The Rolling Stones, un canon de los rockumentaries. El filme se hizo famoso por sucesos colaterales: los Ángeles del Infierno, contratados por el grupo como su equipo de seguridad, asesinaron a un espectador en un concierto. El objetivo de Maysles estuvo allí para registrarlo.
Qué le parece más adecuado a un documentalista, que le llamen director o realizador?
Alfred Hitchcock dijo una vez: “En una película de ficción el director es un dios. En no ficción, Dios es quien dirige”. Estoy de acuerdo con él. En un documental verídico la realidad no puede ser corregida. Pero al ser una representación observacional, sí está sujeta a una interpretación subsiguiente. En esa interpretación está su veracidad.
Qué le parece el trato de padrino del documental de rock?
Me sienta bien. Estoy muy satisfecho de haber estado acompañado de todos aquellos que fuimos responsables de la forma cinematográfica más pura originada en America: el Direct cinema.
Un festival como In-Edit, ¿certifica una era dorada del género?
Creo sinceramente que el documental está más de moda ahora que nunca. Hay mayor cantidad de buenos documentales y mejor tecnología para facilitar el trabajo. Los documentales específicamente musicales tienen un gancho natural con el que entretener al público. Paralelamente, están desplegando sus alas y haciéndose un hueco entre la tendencia del documental en general.
¿Qué puede hacer un realizador hoy que fuese inviable en los 60 y a usted le hubiera venido bien?
Los nuevos equipos te ofrecen la posibilidad de acercarte mucho a lo que estás filmando sin que se note la imposición física del mismo equipo, como un cuerpo extraño. Además, una hora de película me puede costar hoy solo tres o cuatro dólares.
En 1969, cuando grabó ‘Gimme Shelter’, The Rolling Stones eran un objeto de observación muy poderoso. ¿Qué le quedaba al realizador por añadir?
Basta con decir que aún queda mucho metraje y mucha obra de Rolling Stones que debería trasladarse al celuloide. Material que se sumaría a todo lo ya representado en Gimme Shelter.
¿Fue tan duro el rodaje como cabe esperar, dado el suceso trágico que ocurrió?
No. Yo disfruté minuto a minuto. Cuando lo que filmas resulta ser buen material, el trabajo sale sin querer, fácil. Todo lo que ocurrió constituyó un filme dramático sin que tuviera que intervenir en nada ni inventar cosas.
Y luego llegó el impacto de ‘The Salesman’. Un filme de culto.
Norman Mailer dijo muy amablemente que The Salesman decía más de América que cualquier otra película que él hubiese visto antes. Además, el protagonista, Paul Brennan, estaba tan bien delineado que asombraba por su riqueza. Con todas sus complejidades, resultaba un personaje de impacto.
¿Qué cree que echaríamos en falta sin su contribución?
Lo notarían sobre todo los estudiantes de cine o realización. Muchos se han inspirado en nuestras películas y se han educado en cómo hacer otras.
¿Cree en el documental como género dentro del cine?
Lo que marca un documental es el cómo. Y el cómo es hacer películas siguiendo una tendencia de estilo directo y veraz. Luego se sirve de las vías de distribución del cine y, por supuesto, también de las de emisión: televisión, DVD, Internet…
¿En qué trabaja ahora?
En una película que de momento llamo In transit, filmada en media docena de países en trenes de larga distancia. Empecé a filmar a gente que tuviera una historia interesante, digna de ser filmada, y que fuera a tener lugar precisamente cuando bajaran del tren. También estoy haciendo una película con dos niños de 4 y 6 años llamada From the Mouths of babes. Les filmo a los dos a la vez en conversaciones espontáneas entre ellos. Otra biografía más.