El universo productivo de Becks y Susan Jennings (madre e hija) está lleno de ricos manjares: tartas, helados, caramelos... Pero las apariencias engañan y ninguno de ellos se derrite al calor porque, en realidad, están hechos de lana. Estas inglesas –radicadas en el condado de Kent– trabajan sus creaciones a mano y les dan un uso totalmente original: no sirven para vestir, sino para decorar y ordenar. Ese es el objetivo de los helados joyero que promocionan en su sitio web y que comercializan por 20 libras. Esta pieza (de seis centímetros por quince de altura) se encuentra disponible en verde pistacho, rosa pálido y blanco, y está pensada para clavar en ella pendientes, alfileres decorativos, horquillas y pulseras.De dimensiones más grandes, las Jennings han ideado una tarta (en rosa o púrpura y tocada por guindas sobre espirales de nata) con la misma función y un precio de 85 libras. Un paseo por su web equivale a mirar un escaparate sumamente realista y goloso lleno de piezas útiles e ideas que regalar.