Archivo de Público
Miércoles, 22 de Octubre de 2008

Cuatro meses, tres semanas y tres días

SARA BRITO ·22/10/2008 - 22:15h

Cuatro meses, tres semanas y tres días –y no es la película de Mungiu– han pasado desde que el periodista vinculado al festival de Málaga, Javier Angulo, se incorporara como director de la Seminci. Escaso tiempo para enmendar, para programar con frescura, para sembrar ilusión en un proyecto desgastado.

A los problemas de gestión que había aireado el anterior director Juan Carlos Frugone –que tampoco logró imprimir entusiasmo en tres años–, a una comunicación poco efectiva y a una falta de riesgo, se sumó la avanzadilla de una serie de festivales con apuestas sin complejos por las nuevas cinematografías: Gijón y Las Palmas, o Locarno y Toronto fuera de España, iban convirtiéndose en referentes, a medida que la Seminci no acababa de encontrar su sitio.

Este año tiene una programación ecléctica, de “transición”, ha dicho Angulo, que puede despistar. Pero quiere apostar tanto por buscar nuevos valores en festivales pequeños y secciones no oficiales de los grandes, como por el seguimiento de cineastas que han crecido con el festival, como Egoyan o Sorín. En su sección oficial están ellos, mucho cine español y Mika Kaurismaki o Rodrigo Plá.

Reinventar la Seminci –sin que eso signifique destruir– y cuidar secciones que la sustentan, como Tiempo de Historia, se hace necesario. Algo que no se puede hacer en poco menos de cinco meses. La definitiva será la edición de 2009, aunque tenga que enfrentarse a un posible recorte por ese nuevo saco en el que todo cabe: la crisis.