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Martes, 13 de Noviembre de 2007

Super Mario contra la ley de la gravedad

Tras 25 años de historia, el "padrino" de los videojuegos conquista la Luna

JESÚS ROCAMORA ·13/11/2007 - 21:55h

La historia de Mario desafía todas las leyes de la naturaleza. Si no tenía suficiente con el hecho extraordinario de aumentar de tamaño tras ingerir un champiñón, su supervivencia a lo largo de 25 años de carrera tecnológica y su consolidación como icono del pop a la altura de Mickey Mouse o Bugs Bunny no deja de ser sorprendente, y más comparado con Pac-Man, los matamarcianos y otros personajes de la época que han envejecido fatal.

Aunque haya que llevarle la contraria a Buzz Aldrin (sí, has leído bien: el segundo hombre en pisar la Luna), la historia es lo de menos. "Fueron las historias de Flash Gordon y Buck Rogers las que nos inspiraron para alcanzar las estrellas. Ahora son los videojuegos los que permiten hacer lo que antes ni soñábamos", recordaba ayer mientras echaba una partida al nuevo Super Mario Galaxy en Madrid.

También fueron otras historietas, las de Popeye, las que inspiraron a Shigeru Miyamoto, el "padre" de Mario, a crear su primer juego en 1981, Donkey Kong: un tipo normal, mostachudo y rechoncho, debía salvar a una princesa de los brazos de un mono loco.

Lo curioso es que, aunque es el primer juego con argumento, éste no ha cambiado con los años: su historia es lo de menos y su éxito está en lo que la prensa especializada llama ‘jugabilidad', es decir, la forma de jugarlo.

Super Mario Galaxy (a la venta este viernes para Wii) no es diferente: otra vez la princesa debe ser salvada, pero ahora hay que luchar contra la ley de la gravedad en una reinvención del género de las plataformas, aquí sustituidas por planetas, cada uno con su gravedad. Genial: Super Mario en la Luna.

 

La importancia de llamarse Mario

El nombre de Mario no es casual. Tras un primer intento con el poco comercial ‘Jumpman', Nintendo decidió a principios de los 80 cambiarlo por uno más popular. Mario se llamaba el casero del edificio que la compañía tenía en EEUU.

El diseño final del personaje como fontanero fue una cuestión práctica: la gorra y el mono se pusieron ahí para no tener que animar algo tan complicado como el pelo y los brazos en movimiento.

La idea de convertirse en Súper tras ingerir un champiñón tampoco es mágica: el equipo de programación no sé ponía de acuerdo con el tamaño final de Mario, así que se utilizaron ambos.