El show de la conservación
La ley española exige desde 2003 la conversión de los zoos en centros de conservación, pero las ONG denuncian la pervivencia de espectáculos con animales para atraer público

El salón de banquetes de Faunia, en uno de los mayores pingüinarios de Europa. FAUNIA
Hay bodas en las que algunos invitados van vestidos de pingüino. Y otras en las que son verdaderos pingüinos. En el parque zoológico Faunia , en las afueras de Madrid, una pareja puede unirse en matrimonio en uno de los mayores pingüinarios de Europa. Esta sola imagen refleja a la perfección las contradicciones de los zoológicos en el siglo XXI.
En teoría, estos parques no deberían consentir la utilización de sus animales en espectáculos o en otras actividades alejadas de las tareas educativas que especifica la Ley de conservación de la fauna silvestre en los parques zoológicos. El espíritu de la legislación es claro: transformar los zoos concebidos como centros de exhibición en núcleos de conservación; alejarse de aquellas casas de fieras decimonónicas, a las que se acudía para contemplar la excentricidad de la naturaleza.
Sin embargo, según Alberto Díaz, portavoz de Infozoos , "la mayor parte de los zoos de España boicotea el espíritu de la Ley, cuando no la incumplen". Infozoos es una iniciativa que reúne a tres organizaciones conservacionistas para supervisar el estado de estas instalaciones.
El activista es testigo de una lenta victoria. Desde la aprobación de la Ley, en octubre de 2003, muchos de los aproximadamente 130 zoológicos que existen en España han echado el cierre o se lo están planteando. Sólo en Andalucía, siete núcleos han cerrado sus puertas por iniciativa propia, ante su incapacidad para cumplir la normativa.
"Guantánamo para simios"
El coordinador de Ecologistas en Acción, Theo Oberhuber, sólo indulta a tres zoológicos: Jerez, Madrid y Barcelona. "El resto está en una situación bastante preocupante", sostiene. Su organización está a favor del cierre progresivo de estos recintos, porque son "una especie de Guantánamo, de campos de concentración para grandes simios". Para Oberhuber, los zoos no tienen cabida en el siglo XXI: "Hoy por hoy, no son necesarios para sensibilizar a la gente, porque existen los medios audiovisuales, que conciencian sin implicar el enjaulamiento de los animales".
El biólogo conservador de Faunia Javier Gimeno se encuentra en la otra trinchera, la de los que defienden estos recintos porque son "los líderes de la conservación". Su parque exhibe, por primera vez en España, una pareja de manatíes, una especie de mamíferos acuáticos en grave peligro de extinción. Sólo quedan 2.300 ejemplares en libertad.
Infozoos critica este tipo de actuaciones, porque su objetivo no es la reintroducción de los animales en su medio natural. Pero Gimeno se defiende: "Nuestra intención es establecer una población genéticamente estable en cautividad para, dentro de 50 años, si la situación ha mejorado en el Amazonas, comenzar la liberación de ejemplares".
Su meta es que los zoológicos europeos sean "un arca de Noé" con representantes de las especies más amenazadas para, llegado el momento, salvarlas de la extinción. "Los zoos son un negocio, claro, y algunos están en condiciones deplorables, pero no hay que ver sólo lo negativo", apostilla.
Tres estilos muy diferentes
- El zoológico de los horrores
El de Almendralejo es el perfecto modelo de zoo a no seguir. Ecologistas en Acción pidió en marzo de 2004 la clausura del recinto por la escasa dimensión de las jaulas, el hacinamiento de los animales, la pésima higiene y la exhibición de especies protegidas por la legislación autonómica, como el oso pardo. La Junta de Extremadura cerró el centro hace un año, pero todavía quedan en él tres chimpancés entre rejas. Los simios están pendientes de traslado a un centro especializado, cerca de Amsterdam. - Ejemplo para los ecologistas
El Zoo de Jerez , de gestión municipal, es una rara avis entre los zoos. Las organizaciones ecologistas más críticas con estos recintos lo ponen como ejemplo de buenas prácticas. En sus instalaciones se desarrollan planes de cría en cautividad de lince ibérico y nutria europea, entre otras especies amenazadas. “No estamos descubriendo la pólvora, pero en este mundillo no es la norma”, dice uno de sus biólogos conservadores, Mariano Cuadrado, para quien utilizar animales para hacerse fotos es “indigno”. - El arca de los abandonados
En el centro de acogida Arca de Noé , en Benimantell (Alicante), han encontrado refugio los osos del abogado Rodríguez Menéndez o los tigres del domador Ángel Cristo. El fundador del centro, Serafín Domenech, preferiría cerrar, no ser necesario. No cree en los zoológicos tradicionales, que ve como “circos estables”, y opina que “el gran show es ver animales en libertad, porque lo demás es muy cutre”. No cobra entrada, pero acepta donativos de sus visitantes.