Archivo de Público
Viernes, 9 de Noviembre de 2007

La montañera desconocida a la que nadie echa de menos

Hace un año que se halló el cadáver de una mujer en La Pedriza; todavía no lo han reclamado

Patricia Rafael ·09/11/2007 - 23:59h

Mikel Jasso -

Un día de enero en el Parque Nacional de La Pedriza, en la vertiente sur de la Sierra de Guadarrama el termómetro puede bajar de los cero grados. Por eso, María, una veinteañera, vestía ropa de abrigo. Recorría un terreno abrupto. Tropezó, cayó y murió. Su cadáver fue encontrado diez meses después por un grupo de escolares que estaba de excursión.
María en realidad no tiene nombre. Nadie sabe cómo se llama. Las únicas certezas que la Guardia Civil tiene sobre este caso son que falleció en enero de 2006, que tenía el pelo negro y que calzaba unas zapatillas deportivas del número 36. Tras un año de investigación, todavía no se ha averiguado la identidad de la fallecida.

El 27 de octubre de 2006 la Guardia Civil recibe el aviso de que han encontrado un cuerpo en avanzado estado de descomposición junto a la piedra del Tolmo, el canto rodado más grande del mundo. El equipo de rescate de montaña del puesto de Manzanares el Real se pone en marcha. La operación no es fácil porque se trata de un terreno muy agreste. El cadáver se encuentra a tan sólo unos 50 metros de un lugar de paso muy frecuente. ¿Cómo es que nadie lo ha visto antes? El Servicio de Montaña de Navacerrada de la Guardia Civil tiene la respuesta: es una zona con la jara muy alta, que en ocasiones puede llegar al metro y medio. No es extraño que el cuerpo permaneciera oculto tanto tiempo.

La Unidad Orgánica de la Policía Judicial del Instituto Armado se encarga de la investigación. María no lleva ninguna documentación encima, por lo que hay que esperar a la autopsia, las pruebas de ADN, o a que alguien la identifique para saber su identidad. En el depósito del puesto de Colmenar Viejo se le extraen las muestras de ADN y los investigadores comprueban las denuncias de desaparecidos que hasta entonces existen en la Comunidad de Madrid. La autopsia confirma que a María nadie la mató, sino que murió de forma fortuita: tenía el esternón aplastado, por lo que los científicos que la examinan deducen que se cayó, se golpeó con algo y falleció después.

Ninguna de las denuncias de desaparecidos coincide con los datos de María, así que la Guardia Civil solicita la colaboración ciudadana para tratar de identificarla. A través de los medios de comunicación difunde datos sobre la fisionomía y vestimenta de la fallecida: se trata de una mujer de entre 20 y 25 años, tiene el pelo negro, largo y liso; su complexión es atlética y delgada y mide poco más de metro y medio. Cuando murió, vestía una chaqueta negra de lana, un forro polar azul con capucha y otro de color negro. Llevaba puestos dos pantalones de chándal azules y sus zapatillas deportivas, del número 36, eran del mismo color.

Tal vez no sea madrileña
Los investigadores empiezan a barajar la posibilidad de que María sea de fuera de Madrid, incluso extranjera. “Cuando encontramos un cadáver sin documentación, lo habitual es que tras comprobar las denuncias de desa­parición aparezcan familiares o allegados”, explican fuentes del Instituto Armado. Los investigadores inician entonces un rastreo por las regiones limítrofes a Madrid y se da la alerta al resto del país.

El ADN de María finalmente es enviado al Programa Fénix de la Universidad de Granada, el proyecto de desaparecidos de larga duración, para saber si alguna de las muestras recogidas coincide con las de la montañera. Para entonces ya hace un año que María ha muerto y tres meses desde que se encontró su cuerpo. “Es una mujer joven. Ya sean su familia, allegados o su entorno laboral, deberían echarla de menos”, afirman en Guardia Civil, donde cada vez están más convencidos de que la chica es extranjera. Se reciben algunas de llamadas de clubes de montaña, pero ninguna coincide con la muerta.

Los que conocen bien el terreno aseguran que la fisonomía de La Pedriza es única en Europa. Su roca de granito la convierte en un paraíso para los amantes de la escalada. Las paredes son muy lisas, sin apenas puntos de apoyo, por lo que el equilibrio físico y mental del montañero es fundamental. El invierno es la mejor época: con el frío el terreno tiene más agarre. Aunque la temperatura sea baja, como mira al sur, el sol siempre calienta un poco. El parque es conocido en todo el mundo y los habituales de la zona cuentan que es frecuente encontrarse con escaladores extranjeros que visitan España con la única intención de explorar La Pedriza. Llegan al parque en autobús, solos y con un terreno único por explorar.  

Cuando se ha cumplido un año del hallazgo del cadáver los investigadores tienen puestas sus esperanzas en la Interpol. El caso se ha enviado a la policías europeas para que cada país compruebe sus propias denuncias de desaparecidos. Hace más de dos meses que los datos recorren el continente. Aún no hay coincidencias. Mientras, el cuerpo de María espera en el depósito a que alguien la eche de menos.