Archivo de Público
Lunes, 12 de Noviembre de 2007

Un negocio que se cultiva en Sudamérica y se cosecha en Asia

Bunge emplea a más de 22.000 personas en más de 30 países. El año pasado ingresó más de 26.000 millones de dólares.

DAVID ANGLÉS ·12/11/2007 - 06:08h

Pablo Tejón supervisa que el cargamento de soja que ha partido desde Argentina llegue sin problemas al puerto de Phu My, situado a 70 kilómetros de la capital de Vietnam. Tejón trabaja para Bunge, una multinacional agrícola responsable del cultivo y del envío de ese cargamento. Bunge, además, es uno de los promotores del puerto de Phu My y es la única empresa de su sector que lo puede utilizar.

Aunque se suele considerar que Bunge es una empresa brasileña, lo cierto es que fue fundada en Holanda hace casi 200 años y su cuartel general está en Estados Unidos. Bunge cotiza en la bolsa de Nueva York y sus productos se venden en más de 80 países. Es el mayor vendedor de fertilizantes de Latinoamérica y el mayor exportador de soja hacia China. Emplea a 22.000 trabajadores y sus ventas en 2006 superaron los 26.200 millones de dólares. Su capitalización bursátil es de casi 13.000 millones de dólares, ligeramente superior a la de compañías como Gamesa y Sacyr Vallehermoso y cinco veces mayor que la suma de Pescanova, Campofrío, Puleva Biotech, Natra y Natraceutical.

Los precios de ciertos productos agrícolas, como los cereales, no hacen más que subir. Una mala noticia para millones de consumidores en todo el mundo, pero el mejor de los escenarios posibles para empresas como Bunge. Según un informe de Credit Suisse, la producción agrícola mundial debería aumentar en un 3,3% anual para hacer frente al aumento de la demanda debido al crecimiento de la población y al auge de los biocombustibles.

Pero pocos países tienen capacidad de ampliar su terreno de cultivo. Argentina y Brasil son los dos países con mayor potencial y son, precisamente, dos de los mercados en los que Bunge tiene una fuerte presencia. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos prevé que la superficie dedicada a la agricultura en Brasil crezca un 4,5% por año durante la próxima década y esto sin necesidad de deforestar la selva amazónica ni zonas forestales protegidas.

Pero incluso este crecimiento puede ser insuficiente. Cumplir con los compromisos anunciados por distintos gobiernos para incrementar el uso de los biocombustibles implicaría dedicar el 12% de la superficie cultivable del planeta a este objetivo, según cálculos de Credit Suisse. Y la ONU predice que la producción de alimentos para los países emergentes deberá aumentar en un 67% de aquí a 2030. Con estas exigencias, no resulta sorprendente que "los precios de los alimentos se mantengan elevados durante los próximos tres o cinco años", como afirman los analistas de Credit Suisse.

Bunge se puede beneficiar, además, de su relación con los agricultores brasileños. Durante los últimos 100 años, la compañía ha comprado parte de la producción de muchos de estos agricultores a los que también vende fertilizantes y ofrece distintos servicios de asistencia técnica y logística.

Avances
"Tenemos una buena relación con la gente de Bunge. Nos dan los fertilizantes y el soporte técnico que necesitamos y distribuyen nuestros productos por todo el mundo", afirma Ilton Henrichsen, un agricultor brasileño. Bunge cuenta con páginas web y centros de atención telefónica a disposición de los agricultores. Allí se ofrece información en tiempo real sobre precios de las materias primas y noticias.

El grupo tiene centros de producción en Estados Unidos, China, India y Europa. Construye una planta de producción de biodiésel en Alemania y cuenta con equipos de investigación y desarrollo en Suiza y Hungría. La compañía es el mayor vendedor de aceite vegetal embotellado del mundo y produce margarina, mayonesa y harina, además de muchos productos para el consumo animal e industrial. Bunge ofrece y desarrolla nuevos productos libres de grasas trans que mantengan el sabor de los productos tradicionales.

En cuanto a los biocombustibles, Bunge se beneficia de la posibilidad de poder instalar centros de producción en Brasil, donde se utiliza la caña de azúcar como cultivo base para el bioetanol. Credit Suisse calcula que por cada acre cultivado de caña de azúcar se consiguen 800 galones de combustible, frente a entre 180 y 300 galones por cada acre de maíz.