Archivo de Público
Viernes, 9 de Noviembre de 2007

El nuevo perfil del adicto al sexo

El problema afecta a un 5% de la población  y se trata de uno de los trastornos de la conducta más frecuentes

ANTONIO GONZÁLEZ ·09/11/2007 - 13:49h

Tecnologías como los chats y las webcam, así como la proliferación de páginas pornográficas y la reducción del precio de acceso a la Red, han cambiado el perfil de los adictos al sexo en España.

Los expertos coinciden en que estos casos son, además, cada vez más frecuentes gracias a las posibilidades que ofrece el uso de Internet.

De un adicto que luchaba contra su ansiedad recurriendo sobre todo a la prostitución de forma compulsiva se ha pasado al ciberadicto que ha encontrado en Internet el anonimato que le permite no sólo ocultar una condición que le avergüenza, sino reinventarse sus características personales en chats especializados en sexo.

El presidente de la Asociación Centro Catalán de Adicciones Sociales, Francesc Perendreu, explica que "hay quien nunca iría con una prostituta, pero sí practica sexo con una desconocida a través de una pantalla".

La adicción al sexo, considerada un trastorno obsesivo-compulsivo, afecta ya a alrededor del 5% de la población, sobre todo a hombres, que la padecen en un 75% de los casos.

Los expertos consideran que se trata de una de las adicciones de conducta más frecuentes, por detrás de la ludopatía y la compra compulsiva.

El jefe de Psiquiatría y Psicología del USP Instituto Universitario Dexeus de Barcelona, Josep Maria Farré, señala que este trastorno puede suponer el 10-15% de todas estas adicciones y cree que al margen de la conducta puede haber factores bioquímicos como el déficit de serotonina (neurotransmisor que permite el control de los impulsos) que podrían estar en el origen del problema.

Características del adicto

Existen una serie de síntomas que permite identificar la presencia de este trastorno. Según el especialista Xavier Pujols, del Instituto de Sexología de Barcelona, se puede pensar que hay adicción al sexo cuando la persona organiza toda su vida en torno a la conducta sexual y necesita estimulación genital para llevarla a cabo, y cuando experimenta un impulso que escapa a su control. Tras la búsqueda de placer inmediato, llega el sentimiento de culpabilidad.

La conducta es repetitiva, aunque existan periodos de inactividad, y al final aparecen las consecuencias: depresión, baja autoestima, ruptura con la pareja e incluso pérdida del empleo.

Suele tratarse de personas narcisistas, con un alto impulso sexual, que tratan de rebajar la ansiedad que sufren a través del orgasmo, según explica el sexólogo Manuel Manzano, del Centro de Urología, Andrología y Sexología de Madrid.

Uso lúdico de la Red

En cuanto a los adictos al sexo por Internet, Manzano advierte de que "no hay que crear alarma" y que, por supuesto, no todos los que frecuentan páginas pornográficas tienen el problema. "Hay que diferenciar entre quien se masturba a menudo y el que lo hace durante siete horas todos los días; el adicto no tiene control sobre sus actos", señala.

En la misma línea, la psicóloga María del Mar González, del Colegio de Psicólogos de Madrid, explica que el adicto no disfruta con sus actos y busca "quitarse de encima una emoción negativa". "Cuando se hace por satisfacción personal, no hay problema, el uso lúdico de la Red es muy respetable", agrega.

No obstante, la sociedad también genera las condiciones para crear un caldo de cultivo adecuado, sobre todo mediante el fomento del individualismo y la competitividad. Perendreu señala también que, en su experiencia, un 70% de los afectados proceden de familias de moral católica estricta que arrastran "una carga de culpabilidad muy fuerte".

Como ocurre con todas las adicciones, el tratamiento es largo y complicado, siendo un factor clave el tiempo que el sujeto lleva sufriendo el problema.

Al margen de los métodos de terapia de grupo inspirados en los Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos, la mayoría de los especialistas considera que, en muchos casos, es necesario utilizar fármacos antidepresivos en la terapia para evitar el fracaso.

En primera persona 

"Lo perdí todo por la adicción"

Un joven de 32 años cuenta los estragos que ha causado en su vida la adicción al sexo 

Andrés (nombre ficticio) es un adicto al sexo. De 32 años de edad, este informático tenía hasta hace poco pareja y un empleo. La adicción que padece, según explica, le ha llevado a separarse y a ser despedido de su trabajo.

Ha decidido contar su experiencia, aunque de forma anónima, para dar a conocer un problema que, en muchas ocasiones, se oculta por vergüenza, y también para ayudar a los que, como él, vieron cómo su vida se rompía debido a la adicción.

Este hombre cuenta que todo empezó cuando empezó a aficionarse a ver páginas pornográficas en Internet para excitarse, algo a lo que tenía fácil acceso debido a su profesión. “Pero después de masturbarme todavía tenía más ansiedad y tenía que ir con una prostituta”,  explica.

A continuación, le pillaron en su puesto de trabajo mientras visionaba pornografía por Internet y le despidieron. La separación vino después. Fue entonces cuando decidió pedir ayuda a un profesional, en este caso en la Asociación Centro Catalán de Adicciones Sociales (ACENCAS). “Lo había perdido todo; sólo me faltaba perder mi vida”, señala.

Tras iniciar el tratamiento, se ha dado cuenta de que no es el único que pasa por este problema y que es tan sólo un enfermo, no “un depravado”.

Andrés lleva ya 34 días de abstinencia, sin entrar en Internet y sin frecuentar prostitutas, y aconseja a todos lo que crean que tienen el mismo problema que acudan a un profesional, ya que “sin ayuda no lograrán nada”