Menos humos
Los fabricantes de cigarrillos buscan fórmulas para sobrevivir a las restricciones al consumo
Las leyes antitabaco de todo el mundo son cada vez más restrictivas. La reducción del tabaquismo está sobre la mesa en cualquier reunión de salud pública. Ante este panorama, se podría predecir un final lento pero inevitable para la desprestigiada industria tabaquera. Pero ésta, al igual que la aldea de Asterix, resiste ahora y siempre al invasor. Los fabricantes de tabaco se reinventan a sí mismos con cada nueva dificultad para sobrevivir a su declive. El último esfuerzo está en el desarrollo de productos que, con el tabaco como base, supongan menos riesgo para el consumidor y su entorno.
La Unión Europea prohibe la comercialización de cualquier nuevo producto que incluya tabaco. No obstante, permite que la industria trabaje en su desarrollo y los pruebe en aquellas zonas del mundo donde las leyes son menos estrictas. En Estados Unidos, existen varios productos diferentes a los cigarrillos tradicionales. R. J. Reynolds, fabricante de marcas como Camel, también está detrás de Eclipse, uno de los ejemplos más conocidos de lo que se ha dado en llamar "tabaco sin humo". Cuando alguien se fuma un Eclipse expulsa vapor en vez de humo.
La empresa lo vende como una alternativa saludable al cigarro estándar. Sin embargo, el portavoz del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo, Rodrigo Córdoba, advierte de que el consumidor ha de aspirar con más fuerza para inhalar la nicotina que necesita, lo que aumenta la aspiración de benzopireno.
Reducción de daños
Otras alternativas de tabaco sin humo vienen de los productos tabáquicos que no se fuman. El ejemplo por excelencia es el snus, un producto de tabaco molido que se coloca en la boca (normalmente entre los labios y los dientes), donde se mantiene hasta que dispensa toda su nicotina. Luego, se escupe. Está demostrado que el snus no incrementa el riesgo de cáncer de pulmón ni de enfermedad cardiovascular, dos de las principales lacras del tabaquismo. Pero tampoco es inocuo. Córdoba advierte de que, "comparado con no fumar, [el snus] aumenta el riesgo de cáncer de boca y de páncreas".
Philip Morris USA está comercializando el snus en pruebas en el área de Dallas y como Taboka, con una fórmula alternativa, en Indianapolis. En la Unión Europea su consumo está prohibido, con la excepción de Suecia, donde es una tradición muy arraigada.
El coordinador del área de tabaquismo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, José Luis Díaz-Moroto, explica que Suecia tiene una de las menores tasas de enfermedades cardiovasculares asociadas al tabaquismo. "A mí, como profesional de la salud, no me convence, pero hay que reconocer que sí reduce daños", admite Díaz-Moroto.
La experiencia de un consumidor, recogida en un blog de tabaquismo, es ilustrativa: "Para mí lo del snus fue una experiencia muy curiosa. Este producto satisfacía totalmente mis necesidades de nicotina. Cada porción hacía efecto por lo menos media hora. El snus puede proporcionar mucha nicotina en muy poco tiempo, especialmente si se coloca en una parte de la boca donde haya mucha saliva. Igual que un cigarrillo. Un inconveniente es que las partes de la boca en contacto con este producto pueden escocer. Tiene un sabor que no resulta grato".
Debate científico
Córdoba prevé un debate o incluso una fractura entre científicos: "Los más clínicos pueden aceptar el snus como un mal menor". A su juicio, en Europa "va a haber presiones por parte de la industria tabaquera para que se legalice el snus".
Díaz-Moroto cree que la industria "intentará reducir a la mínima expresión el humo del tabaco". Frente a esto, los expertos consideran que no se puede dar marcha atrás a la actual legislación europea, pero miran con desconfianza el trabajo de la industria.
Opina Córdoba: "Lo que las tabaqueras deberían hacer es fabricar productos con menos nicotina y, en 10 años, dejar de hacer tabaco; así tenían que haberse comportado hace 50 años, cuando ya sabían que el tabaco era cancerígeno y lo ocultaron".
Uno de los problemas que pretenden evitar los nuevos productos es el tabaquismo pasivo. Por esta razón, se trabaja en el desarrollo de formas de conseguir que el tabaco no desprenda humo que pueda perjudicar a la personas de alrededor. El máximo exponente de esta línea de trabajo es el heatbar, un aparato electrónico a través del que se aspira el cigarrillo. Éste se calienta en lugar de quemarse, reduciendo el llamado humo de segunda mano en casi el 90%. El heatbar sólo se adquiere en Suiza. La legislación de la UE no lo admite.
En definitiva, parece que las leyes son bastante claras en cuanto a la introducción de nuevos productos, pero hay dos hechos innegables: en primer lugar, el tabaco sin humo y similares existe fuera de nuestras fronteras en un mundo cada vez más globalizado; y, en segundo, la industria tabaquera no deja de sacar al mercado ejemplos. Philip Morris USA lo deja muy claro en su página web: "Para hacer crecer nuestro negocio más allá de los cigarrillos, hemos optado por la estrategia de irnos moviendo en potencia a la fabricación de tabaco complementario o productos tabáquicos, que nos permitan usar nuestra infraestructura actual".